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Al menos 50 personas murieron ayer en dos ataques talibanes en la convulsa provincia de la Frontera Noroeste paquistaní, uno con explosivos contra el consulado de Estados Unidos en la capital provincial Peshawar, que dejó ocho muertos, y otro contra una concentración política, que dejó 42 víctimas mortales.
Entre ocho y diez personas vestidas con uniformes del Ejército paquistaní lanzaron granadas propulsadas con cohetes contra el fortificado edificio del consulado estadounidense en Peshawar, después de que una bomba explotara en el cordón de seguridad exterior. El incidente desató un tiroteo de los milicianos con los soldados paquistaníes y los guardias de seguridad en la embajada, que dejó seis muertos.
Dos de las explosiones tuvieron lugar a unos 25 metros del consulado, muy cerca de la barrera de seguridad, mientras la última detonación alcanzó al parecer de forma directa al edificio.
“Los terroristas no lograron entrar en el edificio”, contó el número dos del gobierno regional de la provincia, Bashir Ahmad Bilour, que habló de seis muertos, entre ellos dos miembros de la seguridad.
Ayer mismo un grupo talibán se adjudicó la responsabilidad por el ataque contra la sede de EU. “Los estadounidenses son nuestros enemigos. Llevamos adelante el atentado contra el consulado en Peshawar. Planeamos más ataques de ese tipo”, dijo Azam Tariq, un portavoz del Talibán.
La cadena de televisión paquistaní Dawn News informó que el grupo islámico radical Tehrik-e-Taliban Pakistan se atribuyó el ataque y advirtió que planea realizar otros más en los próximos días.
Reflejo de desesperación
La vocera de la embajada estadounidense en Islamabad, Ariel Howard, condenó el ataque, en el que reconoció la muerte de “al menos dos guardias de la seguridad paquistaníes empleados por el consulado general” y habló de otros tantos gravemente heridos. “Este ataque y el que tuvo lugar antes en el Bajo Dir, que dejó muchos muertos y heridos, reflejan la desesperación de los terroristas al ser rechazados por el pueblo en Paquistán”, añadió.
La portavoz se refería al atentado perpetrado horas antes en ese distrito, cuando un suicida se hizo volar por los aires en un acto organizado por el partido nacionalista secular ANP en Timar Girah, la principal ciudad de Bajo Dir.
El atacante detonó sus explosivos durante un acto del Partido Nacional Awami (ANP), de tendencia moderada, para celebrar la propuesta de renombrar la provincia con el nombre Khyber Pakhtwankhwah, en reconocimiento de la etnia pashtún, con una lengua propia.
El jefe de la policía del distrito, Mumtaz Zarin, habló de 42 muertos, entre los que se encuentra el líder del partido en el distrito, Sultan Zeb. También hubo más de 80 heridos, entre ellos cuatro policías. Según el portavoz, se utilizaron entre 8 y 10 kilogramos de explosivos en el ataque.
Qazi Jamil, líder de la región de Malakand a la que pertenece el distrito de Bajo Dir, aseguró que el ataque fue perpetrado por un suicida en solitario que se movía a pie. El portavoz talibán Azam Tariq asumió la responsabilidad del ataque, informó la televisión Aaj.
El ANP forma parte de la coalición de gobierno en la provincia y apoya la lucha contra los extremistas. En los últimos tres años, éstos perpetraron ataques contra los líderes y activistas del partido, matando a decenas de ellos.
“La gente estaba celebrando cuando los enemigos explosionaron la bomba”, dijo el portavoz del partido Zahid Khan, que condenó el ataque. “No son musulmanes, ni pashtunes, ni siquiera seres humanos”, añadió.
Una fuente policial indicó que el Ejército y otros cuerpos de seguridad cortaron la carretera de Khyber, acordonaron la zona cercana al consulado de EU e iniciaron una operación de búsqueda de explosivos en la que al menos dos artefactos fueron detonados. Varios edificios resultaron afectados por las explosiones y una fuente diplomática de EU admitió que el consulado sufrió “desperfectos bastante grandes”.
La Casa Blanca condenó “rotundamente” la violencia terrorista. “Los extremistas han tenido éxito a la hora de matar a paquistaníes”, dijo el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, quien agregó que en el pasado eso ha servido para que Islamabad reforzara su batalla contra radicales.
Golpeados, pero no acabados
Los ataques de ayer contra el consulado de EU, perpetrado por hombres en uniformes militares, fueron una muestra brutal de poder y determinación. Fue una acción al estilo de una operación de comando.
Los atentados se producen dos semanas después de que las fuerzas de seguridad paquistaníes extendieran sus operaciones a Orakzai, un distrito tribal cercano a la frontera afgana, para combatir a los insurgentes islamistas que huyeron del campo de batalla en Waziristán del Sur. Más de mil 100 milicianos murieron en los dos distritos, feudos talibanes, y muchos creyeron que la capacidad de los milicianos para golpear había quedado debilitada.
“Los talibanes no fueron totalmente derrotados por la operaciones del Ejército y esos ataques muestran que siguen rondando. Atacaron para reafirmar su presencia”, comentó Hasan Askari Rizvi, analista de temas de seguridad en Paquistán.
Los talibanes continúan reemplanzando a los suyos cuando una célula o un grupo es neutralizado o capturado, lo que lleva algún tiempo, dijo Rizvi.
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