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El partido del presidente de Bolivia, Evo Morales, ha conseguido dar un paso más en su expansión regional en las elecciones de ayer -ha ganado en la mayoría de los departamentos-, pero los resultados preliminares no muestran la contundencia de voto a la que aspiraba el dirigente, que además ha salido debilitado en las grandes ciudades (ha perdido La Paz). Mientras, la oposición ha resistido y ha logrado mantener sus principales bastiones, las provincias orientales, que albergan buena parte de los recursos naturales del país.
Estas elecciones regionales son claves para que el presidente Morales pueda poner en marcha su proyecto estrella: la ley de descentralización y autonomías, sobre todo las indígenas. Esta legislación impulsa la mayor reordenación territorial del país desde su independencia. Para desarrollar su proyecto, el Movimiento al Socialismo (MAS) necesita el control de la mayoría de los nueve departamentos y, según las cifras preliminares del escrutinio, lo ha conseguido.
Éstas apuntan a una victoria del presidente en cinco de las nueve regiones en disputa: Oruro, Potosí y Chuquisaca, que ya ganó en 2005, a las que suma La Paz y Cochabamba. Morales también proclamó su victoria en Pando, aunque los sondeos apuntan a un empate. Antes del domingo, las encuestas indicaban que el MAS podría ganar hasta en siete regiones. Pero los comicios del domingo no han arrojado victorias rotundas. A nivel nacional, todo apunta a un triunfo del MAS, pero inferior al obtenido en las generales de diciembre pasado, cuando Morales fue reelegido con un 64,2% de los votos.
Sea como sea, todo apunta a que el mapa político se mantiene en lo sustancial. No hay cambios en las regiones tradicionalmente en manos de la oposición. Los gobernadores de Santa Cruz, Beni y Tarija han sido reelegidos, pese a los esfuerzos del oficialismo de descalificar a sus adversarios con amenazas de juicio político y, en el último día, con el traslado de residentes bolivianos afines al MAS desde Argentina a Tarija para que depositaran sus votos, según denunciaron las autoridades de la prefectura y de la corte electoral de Tarija. Estas regiones orientales son ricas en hidrocarburos y se oponen a su nacionalización, una de las grandes apuestas de Morales desde su llegada al poder en 2006.
El dirigente invitó a los gobernadores de la oposición a sumarse al cambio y a superar la confrontación, mientras uno de ellos, el de Santa Cruz, Rubén Costas, pidió un "gran pacto de concordia nacional".
Poco apoyo en las ciudades
El MAS no ha logrado atraer el apoyo de las grandes ciudades. Siete de las 10 urbes más importantes estarán en manos de la oposición, incluidas Sucre, la capital del país, y La Paz, la sede del Gobierno. El Movimiento sin Miedo, una formación emergente de izquierdas, ha ganado en La Paz y en Oruro. Esa victoria de la oposición refleja que la hegemonía del partido de Morales sigue encerrada en las zonas rurales y se ve incapaz de seducir a las clases urbanas, lo que ha frenado un mayor avance progubernamental.
Morales, que hoy mencionó muy de pasada el duro revés en sus mayores bastiones de La Paz y Oruro, ha asegurado que según sus cifras -los resultados oficiales definitivos se conocerán el 29 de abril-, el MAS ha repuntado y ha logrado 200 de las 337 alcaldías y una presencia muy importante en las asambleas regionales y en los ayuntamientos no sólo de la región occidental, donde su fuerza es creciente, sino en oriente. En esta zona, ha dicho Morales, se está produciendo "una sublevación indígena contra la derecha".
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