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Pocos países en el mundo pueden presumir que cuando se va el presidente, la siguiente administración encontrará en marcha una serie de proyectos millonarios para dar continuidad al ritmo de la economía.
México no es de esos países, ya que a lo más que aspira nuestro país es a tener proyectos plurianuales, aunque años y años pasan y las grandes obras no terminan de cuajar: para muestra está la refinería de Tula, Hidalgo.
En Sudamérica, guiados por la persona más influyente del mundo, según la revista Time, Luiz Inácio Lula da Silva dejó una herencia millonaria a su próximo sucesor.
El futuro jefe del Ejecutivo de Brasil que logre triunfar en los comicios de octubre tendrá una canasta de inversión de 882 mil 166 millones de dólares para ejecutar en obras sociales y de infraestructura.
A finales de marzo, Lula presentó la segunda parte del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC2), la cual contempla obras de energía, desarrollo comunitario, transporte y vivienda en áreas urbanas de Brasil para el periodo entre 2011 y 2014.
“Lo que estamos construyendo es un estante de proyectos, para que el que venga a gobernar después de nosotros no encuentre a un país sin iniciativas”, expresó el hombre fuerte de Brasil, quien no pierde el tiempo en hacer visitas oficiales a la práctica de su selección de futbol ni en discursos contra la delincuencia, sino en acciones concretas de gobierno.
Hugo E. Beteta, director de la sede subregional de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), dijo que México y Brasil tienen planes de gobierno muy diferentes.
“Brasil tiene planes quinquenales por ley, pero de hecho, ellos autorizan su plan cada año, es un esquema de planificación formal”, expresó el funcionario internacional. Añadió que la diferencia que tiene México con Brasil es la concentración de su actividad económica en los flujos de comercio e inversión con la de Estados Unidos de la cual depende como un imán.
José Luis de la Cruz, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, dijo que México se encuentra atrapado en una coyuntura estructural, mientras el éxito de Brasil se debe a una planeación del gobierno de Lula que se integró al sector privado.
“Fueron muy pragmáticos, el sector privado aceptó la planeación estatal, por ejemplo en banca de desarrollo y el gobierno reconoció la capacidad del sector privado, le generó las condiciones de financiamiento y fiscal para impulsar el crecimiento, y el resultado es lo que vemos, fue una planeación exitosa”, consideró De la Cruz.
En el caso de México, expone el académico, el problema es que no se tiene capacidad de maniobra para esos proyectos.
“En la actualidad en el país, la capacidad de maniobra del sector público para generar proyectos de inversión es muy limitada, el problema del financiamiento que enfrenta por los elevados gastos corrientes son muy limitados, y en este sentido, estos problemas estructurales de falta de ingresos del sector público, elevado gasto corriente e ineficiencia del gasto público nos ha atrapado en la coyuntura de que se buscan esquemas para hacer viable las finanzas públicas”, expuso.
El economista aseguró que políticamente no hay viabilidad de los partidos políticos ni del gobierno para salir de la trampa en la que se han metido.
Agregó que el proyecto brasileño proyectado desde el gobierno de Fernando Enrique Cardoso, el cual ha llevado a buen término Lula da Silva, les ayudó a sortear la crisis económica.
“Ahora Brasil pasa a una ofensiva de propuestas que busca posicionar al país sudamericano en la parte competitiva, económica y la geopolítica. Me parece que es el resultado de proyectos exitosos que empezaron a funcionar en los últimos 15 años”, dijo De la Cruz.
Agregó que en México no hay proyectos exitosos y hay una limitación de obras en la economía.
“Estamos limitados a lo que haga Petróleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad, obras carreteras, algo en el sector vivienda, pero el resto de la economía está en manos del sector privado”, opinó el economista surgido del Tecnológico de Monterrey.
El académico de la Universidad Nacional Autónoma de México, Jesús Sánchez Arciniega, consideró que Brasil sigue haciendo la tarea, a pesar de tener un presidente de ideología socialista.
“A pesar que cuando llegó nadie lo quería, porque pensaban que iba a sacar ultra-reformas al estilo de Hugo Chávez, pero contrario a ello, impulso a su sector privado, amplió sus mercados; tenían un problema fronterizo con Argentina, pero hoy trabajan de la mano y Brasil es el proveedor de materias primas y productos elaborados de toda Sudamérica”, dijo el universitario.
Agregó que el país líder accedió a todos los mercados, principalmente el europeo y asiático, mientras México, a pesar de tener 14 tratados comerciales con 46 economías mundiales, el país no ha sido capaz de atender 10% de la demanda de esos países, ya que su prioridad es Estados Unidos. “En México, desgraciadamente la parte política dura cinco años; el primer año medio aprenden, el segundo año medio empiezan a echar a andar y al sexto ya quieren terminar todo”, dijo Sánchez Arciniega.
La defensa
Miguel Messmacher, titular de la Unidad de Planeación Económica de la Hacienda Pública, aseguró que la inversión de México en infraestructura es de las más altas en la historia del país.
“Vamos a continuar con un programa de inversión en infraestructura muy ambicioso, que de nuevo va a ser del orden de 5% del PIB, y es un PIB más alto que el PIB del año pasado, y entonces va a haber más recursos destinados a toda la parte de infraestructura que ya de por sí es bastante más elevada de lo que se observó en la administración anterior”, planteó el funcionario.
Alfonso Medina, titular de la Unidad de Política y Control Presupuestal de Hacienda, aseguró que la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria permite integrar proyectos plurianuales en infraestructura.
“Tenemos apenas un año de experiencia en esta materia. Y sin duda lo que estamos haciendo es identificar e integrar, con base en la cartera disponible e integrar estos importantísimos proyectos. Y lo queremos hacer de esa manera para poderles dar la viabilidad que requieren estos proyectos, porque una vez que son asignados en el presupuesto hay que darles la prioridad de suficiencia de recursos para que puedan ejecutarse”, agregó el funcionario.
Inclusive, Medina Medina aseguró que para 2011 habrá mejores noticias respecto a los proyectos multianuales.
Todo un líder
En mayo de 2007, Luiz Inácio Lula da Silva fue la figura central del Foro Económico de Chile. La entonces presidenta de Chile, Michelle Bachelet entró al foro con el mandatario sudamericano.
En aquella ocasión, los participantes dieron una ovación para recibir al carismático mandatario, quien en poco tiempo se montó en los “cuernos de la luna” y dejó muy atrás a su homólogo, Felipe Calderón. México perdió el liderazgo en América Latina con Brasil.
Lula ofreció en esa reunión un discurso en donde habla de la importancia de que el sector privado trabaje de la mano con el gobierno. La buena vibra se siente en Santiago de Chile.
Lula es el presidente 35 de Brasil. Al ganar en los comicios, el mayor temor del sector financiero era su origen de la clase trabajadora.
Hoy, incluso el prestigiado diario británico Financial Times lo ubica como el hombre número 11 entre los protagonistas de la década.
Además, entre otros reconocimientos, el periódico francés Le Monde y el español El País lo distinguieron como la personalidad del año en 2009.
Por su parte, el cineasta estadounidense, Michael Moore, conocido por su crítica a la globalización, aseguró en la revista Time que el presidente brasileño era “un auténtico hijo de la clase trabajadora latinoamericana”.
Brasil discutirá en estos meses más de 10 mil proyectos que serán incluidos en el presupuesto de 2011 para que comiencen su ejecución con el gobierno que inicie el 1 de enero del siguiente año.
En México, se sigue discutiendo la viabilidad de la refinería de Tula Hidalgo, y los proyectos carreteros tienen el tinte electoral del partido que gobierna.
La Empresa de Estudio Energético divulgó a inicios de mes que en Brasil se invertirá 540 mil millones de dólares en proyectos de energía.
Se invertirán hasta 2019, donde 70% de los proyectos, se concentrarán dentro del sector petrolero y de gas natural.
Esa situación llevaría a que la producción de crudo pasaría de 2 millones de barriles diarios a 5.1 millones de barriles al final de la década.
“Lo que Luiz Inácio Lula da Silva quiere para Brasil, es lo que nosotros llamamos el sueño americano”, escribió Michael Moore en Time.
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