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Mosab Hasan Yusef, hijo del jeque Hasan Yusef -uno de los fundadores y máximos líderes en Cisjordania del movimiento islamista Hamás-, evitó en 2001 un atentado contra Simón Peres, actual presidente de Israel y entonces ministro de Asuntos Exteriores, según publica hoy el diario "Haaretz" .
El rotativo reveló ayer que Mosab, que actualmente vive en California y se ha convertido al cristianismo, trabajó durante una década como agente secreto del servicio de inteligencia interno israelí (Shin Bet) .
Hoy el "Haaretz" añade un relato del joven en torno a la planificación en 2001 del asesinato de Peres (por aquel entonces ministro de Asuntos Exteriores en el Gobierno de Ariel Sharón) recogido en sus memorias, tituladas "Hijo de Hamás" y que serán publicadas la próxima semana en EU.
En el verano de 2001, en medio de las presiones de la Casa Blanca a Yaser Arafat para que detuviera los atentados suicidas palestinos en el inicio de la Segunda Intifada, el entonces líder del brazo armado de Al Fatah, las Brigadas de Mártires de Al Aksa, Marwán Barguti, recibió el encargo de parar los pies a Abdulá Barguti, que estaba detrás de algunos de los ataques más sangrientos.
Marwán Barghuti, hoy preso en Israel, organizó por ello un encuentro con Abdulá Barguti para poner coto al nivel de violencia.
Dado que Abdulá Barguti era un terrorista no afiliado a organización alguna, pero trabajaba sobre todo con Hamás, también fue invitado a la reunión el jeque Hasan Yusef.
Mosab, el delator, conducía el vehículo donde se encontraron los tres.
El "Príncipe verde" -como era conocido el joven por los servicios secretos en referencia al color de los símbolos del movimiento islamista- escuchó entonces a su padre advertir a Abdulá Barguti de que Israel invadiría Cisjordania si había más atentados como el del Delfinario, en Tel Aviv, o el de la pizzería Sbarro, en el centro de Jerusalén, que causaron en total 36 muertos.
Abdulá Barguti respondió que ya había hecho llegar cuatro bombas a la ciudad de Naplusa, en el norte de Cisjordania, para adosarlas a coches que serían colocados cerca del vehículo de Peres para detonarlos a su paso.
El terrorista aceptó detener la operación, pero reconoció que no sabía ya quién estaba a cargo de los explosivos y que tan sólo tenía un número de teléfono.
Por motivos de seguridad, ni Marwán Barguti ni Hasan Yusef quisieron utilizar sus respectivos celulares para cancelar la operación, por lo que decidieron comprar uno nuevo para efectuar esa llamada y destruirlo inmediatamente después.
Mosab fue el encargado de adquirir el aparato en una tienda, tras lo que secretamente llamó a los servicios de espionaje israelí para darles el número.
Así, cuando la llamada se efectuó, el Shin Bet ya había pinchado la conversación, por lo que quedó frustrado independientemente de que fuese demasiado tarde o no para anularlo.
El plan, que llevó a las autoridades a incrementar las medidas de seguridad alrededor de todos los diputados del país, es uno de las "decenas de ataques suicidas e intentos de asesinatos de israelíes" que impidió Mosab, según desveló ayer "Haaretz" .
Ayer, su padre emitió un comunicado desde la prisión de Ketziot, en Israel, en el que aseguraba que "sean o no ciertas las cosas publicadas (...) Mosab no fue ni por un día miembro del movimiento Hamás o de alguna de sus facciones" .
Yusef sí calificó en cambio de "mentira total" todos los relatos de su hijo sobre "las actividades contra Hamás y sus luchadores" y apuntó que éste había sido sometido a provocaciones y presiones del Shin Bet desde que tenía 17 años, en 1996.
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