Negocios después de la jubilación.

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Alejandro Tagle Rojas y Guadalupe Acosta descubrieron que, tras alcanzar su jubilación, la vida puede convertirse en una oportunidad para crecer en los ámbitos profesional y académico. Mientras muchas personas se refugian en la sombra del anonimato en casa, esta singular pareja decidió unirse en sociedad empresarial hace un lustro por lo que constituyeron la firma Arte, sabor y cultura para elaborar piezas prehispánicas en chocolate.

“Después de muchos años de trabajar como químicos bacteriólogos, en mi caso en el IMSS y en el de mi esposo en el Instituto Politécnico Nacional, por más de 40 años, quisimos emprender algo que fuera en beneficio de nuestros país, con una forma para retribuir todo los que nos ha dado, nunca pensamos en una empresa como lo es hoy. Más bien lo iniciamos como una tarea ocupacional”, dice Acosta en entrevista.

Apunta que la idea surgió con el objetivo de unir fortalezas y de aprovechar sus habilidades, pues Alejandro hace grabados y creó figuras en cemento con motivos prehispánicos.

Al evaluar cuáles serías las mejores piezas que podrían representar la riqueza cultural de México, acordaron que la arqueología sería lo más idóneo, tales como el Calendario Azteca o Piedra del Sol.

“Fueron talladas cuidadosamente para representar en la forma más exacta cada detalle de su original en chocolate de Oaxaca, lo que le proporciona el clásico y exquisito sabor, además que todas las piezas de la colección están autorizadas como copias fieles por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)”.

¿De qué manera venden sus productos?

Después de cinco años de trabajo contamos con una tienda virtual donde tenemos en exhibición 27 piezas que incluyen imágenes de las culturas azteca, olmeca y maya. Por el momento, 25 figuras están certificadas por el INAH y sólo dos no lograron la certificación por tratarse de piezas incompletas, ya que sólo moldeamos el busto del caballero águila y el caballero jaguar; sin embargo, contamos con el visto bueno para comercializarlos.

¿Por qué en chocolate?

Por sus cualidades y el sabor. Es fácil de moldear si tomamos en cuenta lo complicado que resulta su diseño; es un producto autóctono y además es un extraordinario regalo de México al mundo. En el pasado sólo era un alimento para los dioses, después para gobernantes y sacerdotes, y ahora es para toda la humanidad.

¿De dónde traen la materia prima?

La semilla proviene de Chiapas y Tabasco, y la mezcla se realiza en Oaxaca de manera artesanal: 50% es cacao y el resto azúcar, canela y almendra, lo que nos da como resultado un chocolate semi amargo que es el preferido de los mexicanos.

¿Cómo va el crecimiento, es un buen negocio?

Desde hace dos años contamos con una tienda virtual y nos estamos presentando en ferias y exposiciones, que se han convertido en un detonante para la empresa. Esperamos asistir al Salón de París del Chocolate en octubre, gracias al apoyo de ProMéxico.

Actualmente vendemos piezas que van desde los 25 pesos hasta 200 pesos. Este trabajo que comenzó como una alternativa ocupacional, con el tiempo se está convirtiendo en un negocio, aunque hasta ahora hemos gastado lo que nos dieron como jubilación.