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Una de las pérdidas de patrimonio arqueológico más graves que México haya sufrido en años recientes está a punto de consumarse. Más de 700 piezas de distintas culturas prehispánicas que estuvieron asentadas en el actual territorio mexicano y que figuran como parte de la llamada Colección Patterson, permanecerán en Alemania si un juez dicta sentencia a favor del germano-costarricense Leonardo Patterson.
Ayer, el influyente diario Süddeutsche Zeitung dio como inminente el fallo en contra de los países latinoamericanos que reclaman las piezas, entre ellos México.
“El tribunal administrativo rechazó algunas demandas, sin embargo todavía no acaba de investigar todas. Pero si el juzgado decide rechazar las demandas pendientes y si se confirmara el veredicto, las piezas tendrán que ser entregadas”, anunció un funcionario del Ministerio del Estado de Baviera para la Ciencia, la Investigación y el Arte.
Süddeutsche Zeitung explica que la suma de dos factores ha sido determinante para que Patterson esté a punto de cantar victoria: la confusión que provoca para las autoridades alemanas la aplicación de una ley relativamente nueva para restituir patrimonio expoliado, y la poca pericia o “inexperiencia” que ha demostrado México y otros países latinoamericanos para reclamar su patrimonio. De hecho, cuando el lote fue ubicado en España, sólo Perú pudo reclamar su patrimonio. México perdió esa oportunidad.
Sin noticias en el INAH
En México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dijo desconocer el estado de las gestiones para hacer la reclamación del lote de arte incautado por la policía de Baviera en 2008. Según Benito Taibo, coordinador de Comunicación del instituto, el proceso de reclamación continúa.
En Alemania, el fallo en contra de los reclamos latinoamericanos se perfila para convertirse en escándalo. El diario alemán recoge la voz del embajador peruano en el país europeo, quien se muestra decepcionado por la respuesta de la justicia del estado de Baviera.
Además, el Süddeutsche Zeitung confirma que naciones como Guatemala recurrirán al fallo judicial para reclamar su patrimonio cultural.
Las piezas de la Colección Patterson, incautadas en un lugar secreto de Baviera, está formada por mil 30 piezas procedentes de distintas culturas prehispánicas valoradas en 100 millones de dólares a principios de los años 90, cuando el acervo fue presentado en una exposición en España. Según un peritaje elaborado por el INAH, al menos 700 objetos pueden ser reclamados por México.
Bustos olmecas, en riesgo
De entre las piezas de origen mexicano, EL UNIVERSAL documentó en 2008 la presencia de bustos de madera de origen olmeca con 3 mil años de antigüedad, que no pudieron haber salido de manera lícita del país, ya que el pantano veracruzano donde aparecieron esos vestigios comenzó a explorarse en 1987, es decir, cuando ya estaba en vigor la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.
Cuando los vecinos del ejido del Mayacal, al pie del Cerro del Manatí, descubrieron por accidente el sitio arqueológico donde emergieron los bustos olmecas, hubo incidentes de saqueo, poco antes de que llegaran los investigadores del INAH. Algunos objetos fueron sustraídos y vendidos.
Al menos tres bustos saqueados llegaron a manos de Leonardo Patterson, quien los mostró en la exposición de Galicia en 1992. Además de éstos, en el mundo se conocen otras 20 piezas, todas ellas resguardadas en México. “Los bustos de madera sí parecen ser genuinos”, confirmó en su momento el doctor Michael Coe, olmequista y mayista de la Universidad de Yale, cuando EL UNIVERSAL le mostró imágenes de la colección que la Interpol incautó.
De acuerdo con fuentes especializadas en el mercado internacional de antigüedades, consultadas por KIOSKO, los bustos de madera podrían cotizarse en al menos 200 mil dólares (más de 2 millones de pesos). Por su valor estimado, al lote se le conoce en Europa como “el tesoro prehispánico de Munich”.
A la fecha, Leonardo Patterson niega que los objetos sean de procedencia ilícita. De hecho, en meses recientes ha alegado en entrevistas con agencias de noticias y en cartas publicadas en diarios europeos y centroamericanos que él es sólo el prestanombres de otros coleccionistas a quienes realmente pertenecen las piezas incautadas, entre ellos el empresario alemán Anton Roeckl.
Patterson, sin embargo, es conocido por su participación en diversos ilícitos en varios continentes. En Estados Unidos tiene antecedentes por contrabando de especies protegidas y fue fichado al introducir piezas arqueológicas.
En México, Patterson ha operado desde los años 80. De aquí exportó una reproducción en basalto de una cabeza olmeca tallada por un artesano de Veracruz. Ya en Europa, en los 90, la pieza fue asegurada en 20 millones de dólares, expuesta y vendida como original. Los irregulares documentos de autentificación fueron dados a conocer por este diario en 2008. La cabeza se exhibió en Galicia, España, en 1997, pero no forma parte del lote incautado en Alemania.
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