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El presidente Barack Obama calificó ayer el derrame petrolero en el golfo de México como un desastre ambiental enorme y posiblemente sin precedentes, al presentarse en una estación de la Guardia Costera en Venice, Louisiana. A la vez, el secretario del Interior, Ken Salazari, dijo que el dearrame “es potencialmente catastrófico”.
El mandatario dijo que se podrían necesitar “muchos días” para detener el derrame y se comprometió a hacer todo lo posible durante el tiempo que sea necesario para detener la crisis. Obama defendió la respuesta de su gobierno ante la explosión en la plataforma de British Petroleum, que desató un derrame de unos cinco mil barriles al día.
“Nos preparamos y planeamos para lo peor desde el primer día, aunque esperamos lo mejor” , dijo Obama, quien señaló que no se dará por satisfecho hasta que logre contener el derrame. Recordó que se lanzó una investigación “inmediatamente” tras la explosión, el 20 de abril, para aclarar lo sucedido, y se estableció un centro de mando conjunto de BP y el gobierno cerca de la ciudad de Nueva Orleáns para supervisar la situación.
Reiteró que BP es “responsable” por el vertido y “pagará factura” por el mismo. Obama no pudo sobrevolar la zona del derrame debido al mal tiempo.
Por su parte, Salazar apareció ayer junto con Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional, en varios programas dominicales, donde dijo que “debemos prepararnos para lo peor”. Ante la ABC, CNN y Fox News ambos funcionarios hablaron horas antes de que el presidente Obama visitara Louisiana.
“Cada esfuerzo se está haciendo para detener la fuente del derrame en este momento, no ha habido un minuto de descanso desde que comenzó”, dijo Salazar, cuya dependencia se encarga de administrar la exploración petrolera.
El funcionario reconoció el riesgo de que el derrame sea igual o peor al del accidente del buque tanque petrolero Exxon Valdez, que arrojó casi 11 millones de galones de crudo a las costas de Alaska en 1989. “Aquí tenemos que prepararnos para el peor de los escenarios”, indicó.
Salazar dijo que para lograr una “solución definitiva” podrían ser necesarios tres meses, a fin de construir un pozo alternativo a través del que se inyectaría un líquido más pesado que el crudo que actuaría como tapón e impediría que el crudo siga fluyendo a la superficie.
Hasta que eso se logre, explicó Salazar, “podría seguir fluyendo un montón de petróleo” los próximos meses.
Napolitano afirmó a su vez a CNN que la responsabilidad recae en BP, que “necesita detener el derrame; ellos necesitan hacer más para proteger las costas locales, ellos son finalmente los responsables”.
Al respecto, BP declaró ayer que la gigantesca estructura que construyen los ingenieros de la firma para contener el vertido de crudo podría estar instalada en “seis u ocho días”. La estructura es una especie de cúpula gigante, que se colocaría sobre las fugas a través de las cuales se derrama ahora el petróleo. El crudo se acumularía dentro de la citada cúpula y se bombearía posteriormente fuera de ella evitando así el vertido directo en el mar.
Lamar McKay, presidente de la filial estadounidense de BP, dijo a ABC que la estructura ya “ha sido fabricada” y que faltan por finalizar detalles de ingeniería para movilizarla e instalarla. “Eso llevará probablemente entre seis y ocho días”.
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