Ni la visita de Calderón detuvo las ejecuciones.

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La visita del presidente Felipe Calderón a la entidad el miércoles pasado, que destinó al arranque de programas contra la inseguridad, estuvo marcada por una intensa ola de violencia en la que fueron asesinadas 12 personas en el estado, entre ellos un alcalde y uno de sus funcionarios, así como tres agentes ministeriales que fueron emboscados y cuatro guardias victimados en la carretera.

La serie de crímenes violentos inició desde las primeras horas del día, antes que de que el mandatario arribara a la entidad. A las 8:00 horas, tres agentes del Ministerio Público perdieron la vida al ser atacados por un grupo armado. El hecho ocurrió en la comunidad de Cuírame, sección de Baborigame, municipio de Guadalupe y Calvo.

El comandante Jorge Rodríguez Rojas, así como los oficiales Manuel Modesto López Ituarte y Martín Everardo Méndez peinaban el terreno en busca de cuatro cuerpos que habían sido reportados por una denuncia anónima, pero se trataba de una trampa. Los tres recibieron decenas de impactos de bala.

Una hora después, a la altura del kilómetro 62 de la carretera de Jiménez a la ciudad de Camargo se localizaron cuatro hombres ejecutados. Antonio Gardea González, de 42 años; José Loreto Proaño Torres, de 46, José Luis de los Santos Ramírez, de 54, y Catalino Martínez Pérez, de 45, todos guardias de seguridad privada, presentaban huellas de tortura y el tiro de gracia.

Dos horas más tarde aterrizaba el avión del primer mandatario en la frontera. En las instalaciones del aeropuerto Abraham González comenzaba una reunión privada entre el presidente Calderón, el gobernador José Reyes Baeza y el alcalde José Reyes Ferriz, para delinear nuevas estrategias contra la inseguridad, así como programas sociales para reducir la marginación y pobreza, consideradas detonantes de la violencia.

Mientras los tres funcionarios se reunían, en pleno centro de la comunidad de Jiménez perdía la vida de 22 tiros un hombre identificado como José Alberto Torres Acosta, de 33 años.

Para ese momento, alrededor de las 13:00 horas, el presidente Calderón se reunió con poco más de 700 representantes de todos los sectores sociales, desde el político, la iniciativa privada y organizaciones civiles, mientras grupos de estudiantes se manifestaron afuera del hotel sede, en demanda de que se retirara el Ejército de las calles.

Unos 200 agentes federales resguardaron el perímetro del inmueble. En tanto, en el poblado Guadalupe, ubicado en el Valle de Juárez, dentro de la mancha urbana, fue ejecutado un hombre y otro en el fraccionamiento Praderas del Sur.

El mandatario terminó sus reuniones alrededor de las 17:00 horas y emprendió su regreso a la capital del país.

A las 19:10 horas, el alcalde de Guadalupe y Calvo, Raúl Mendívil Sotelo, así como el director del Cereso de esa comunidad, David González Aceves, fueron acribillados en un enfrentamiento en esta capital, cuando transitaban de paso a aquella comunidad provenientes de la reunión sobre inseguridad.

En los hechos quedó gravemente herido el director de Seguridad Pública, Cristóforo Lugo. Mendívil Sotelo es el segundo alcalde ejecutado en la entidad, luego del asesinato de Héctor Ariel Meixueiro, edil de Namiquipa, el 13 de julio del año pasado cuando iba a su oficina.

Es el segundo presidente municipal dentro del llamado Triángulo Dorado que el crimen organizado asesina. El primero fue Luis Carlos Ramírez López, del municipio de Ocampo, Durango.

Esa región recibe esa denominación porque ahí convergen Chihuahua, Durango y Sinaloa; es un enclave del narcotráfico y la mayor parte de su economía se basa en el trasiego de drogas.

En el plano personal es el tercer miembro de su familia ejecutado en los últimos meses. El año pasado murieron, en hechos distintos, sus primos Juan y Manuel Enrique Portillo Mendívil.