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El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, pronunció las palabras que el primer ministro israelí, Bejanmín Neyantu, desea escuchar: "Entre Israel y Estados Unidos no hay ninguna diferencia en materia de seguridad, absolutamente ninguna".
El programa nuclear iraní centra los encuentros que Biden ha celebrado hasta el momento con el presidente Simon Peres y Netanyahu. Es el asunto central de la visita del más importante dirigente de la administración de EE UU desde que Barack Obama llegó al poder.
EE UU desea evitar a toda costa un ataque israelí a las instalaciones atómicas persas para dar tiempo a la imposición de sanciones contra el régimen iraní. Un bombardeo de la aviación, teme la Casa Blanca, provocaría una desestabilización enorme en el ya convulso Oriente Próximo.
Al conflicto palestino dedicó Biden las habituales frases de esperanza para el futuro, aunque la coyuntura política sea muy desfavorable. "Ambas partes pueden adoptar compromisos audaces", apuntó Biden, quien continuó: "Hay una oportunidad real para la paz". El vicepresidente destacó que la moratoria en la construcción en las colonias judías de Cisjordania es un importante paso adelante del Gobierno israelí. No mencionó a la ampliación del asentamiento con el que fue recibido ayer.
En su agenda, Biden tiene previsto reunirse mañana con el presidente palestino, Mahmud Abbas, después de encontrarse con más miembros del Gabinete israelí y visitar el Museo del Holocausto esta tarde.
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