Noticia:
El presidente de Kirguizistán, Kurmanbek Bakíev, recompone sus fuerzas para tomar de nuevo el poder. Apenas unas horas después de declararse al frente de un Gobierno interino encargado de elaborar una nueva Constitución, la líder opositora y ex ministra de Asuntos Exteriores, Rosa Otunbáyeva, ha reconocido que Bakíev no tiene ninguna intención de dejar su cargo. La dirigente, quien ha mantenido una conversación telefónica con Putin, también ha culpado al Gobierno depuesto del derramamiento de sangre que vivió ayer el país centroasiático, cuando agentes de seguridad y grupos de opositores se enfrentaron en varias ciudades de la ex república soviética con un saldo de al menos 75 muertos.
"El presidente trata de consolidar al electorado en el sur para continuar defendiendo su posición. Pero la oposición insiste en que abandone el poder", ha indicado Otunbáyeva en unas declaraciones ante los medios recogidas por la agencia rusa Interfax.
Las palabras de la líder opositora parecen corroborar así los rumores que señalaban ayer que el presidente, que abandonó en avión la capital, Bishkek, se había dirigido a la ciudad de Osh, al suroeste del país. Su vuelo partió del aeropuerto de Manás, donde EE UU tiene una base militar fundamental para la logística de la guerra de Afganistán.
"No permitiremos ofensas a nuestro hijo", ha declarado el gobernador de la región de Yalal-Abad (oeste), Koshbai Masírov, en alusión al origen de Bakíev. Algunos medios locales señalan que en esa provincia se ha creado un comité de defensa del presidente, a la espera de que este llegue desde la vecina región de Osh y se pronuncie sobre lo sucedido.
También a la espera de las palabras de Basíev, el nuevo Gobierno interino se ha afanado en proclamar que tiene el control sobre las fuerzas de seguridad. "Prácticamente todas las Fuerzas Armadas de Kirguizistán y la Guardia Fronteriza pasaron a nuestra subordinación", ha indicado el general Ismail Isákov, quien asumió temporalmente las tareas del ministro de Defensa.
La segunda preocupación del Gobierno interino en las últimas horas ha sido buscar legitimidad y negar cualquier responsabilidad en el baño de sangre vivido ayer. Según ha informado la oficina de prensa del Gobierno ruso, el primer ministro Vladímir Putin ha mantenido una conversación telefónica con Osunbáyeva, a la que ha pedido que no permita más estallidos de violencia y que garantice la seguridad de las embajadas.
"Tenemos un Gobierno interino, y estoy al frente de él", afirmaba Otunbáyeva horas antes de su conversación con Putin en declaraciones a Reuters. La líder opositora confirmaba así la creación de un nuevo Ejecutivo -tras la dimisión del primer ministro, Daniyar Usenov, y la huida de Bakíev- y señalaba que, mientras se elabora una nueva Constitución y se convocan elecciones, anunciadas para dentro de seis meses, la vigente Carta Magna "conserva su vigencia a excepción de algunos artículos".
Con esa declaración ponía fin, al menos momentáneamente, a las violentas protestas convocadas por los opositores para pedir la dimisión del jefe de Estado, que se han saldado con al menos 75 muertos y más de 1.000 heridos de acuerdo con los últimos datos oficiales. El malestar social comenzó a evidenciarse a comienzos de marzo debido a la gran pobreza, la subida de los precios y la corrupción política y ha ido subiendo en los últimos días.
El pasado martes estalló una revuelta en Talas (norte), que ayer se extendió a otras localidades y, sobre todo, a la capital, donde la multitud acabó por tomar las oficinas gubernamentales y las sedes de otros organismos oficiales. El estallido de violencia causó preocupación en la Unión Europea, EE UU, Rusia y la ONU, que ha anunciado el envío de una delegación especial. La Casa Blanca ha señalado que espera que el presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo ruso, Dmitri Medvédev, traten el asunto en su encuentro de hoy en Praga.
Coronavirus, la amenaza esta ahí afuera
Hace 4 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario