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Las indígenas Teresa González Cornelio y Alberta Alcántara Juan confían en que pronto llegará la justicia y recobrarán su libertad, y “todo quedará en el pasado”.
Junto con Jacinta Francisco Marcial, Teresa y Alberta fueron acusadas de secuestrar a seis elementos de la desaparecida Agencia Federal de Investigación (AFI), durante un operativo de decomiso de mercancía apócrifa realizado en el tianguis de Santiago Mezquititlán, en el municipio queretano de Amealco.
El juez cuarto de distrito encontró elementos suficientes para sentenciar a las tres a 21 años de prisión. Sin embargo, el pasado 16 de septiembre de 2009, Jacinta salió de prisión al existir “duda razonable” sobre su culpabilidad, por falta de elementos de prueba.
Al salir Jacinta, Alberta y Teresa se cuestionaron el por qué se quedaban, si las acusaciones y los procedimientos eran similares en los tres casos.
Ambas recibieron la visita del presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), Alfonso Ortega Osorio, y de la diputada presidenta de la Comisión de Derechos Humanos y Acceso a la Información de la Legislatura local, María García Pérez.
A ellos les platicaron que a pesar de los malos tratos del Ministerio Público y de haber sido víctimas de discriminación por parte de otras internas, “lo duro del principio ya pasó” y ahora se encuentran en buenas condiciones.
Teresa recuerda que en los primeros días de encierro, una de las custodias le pidió a su compañera de celda que le dejara la cama, pero ésta respondió que no, que “a una india, no”.
A pesar de las dificultades que ha significado su encierro desde el 3 de agosto de 2006, de lo complicado para que sus familiares las visiten y del sentimiento que guardan de saberse inocentes de las acusaciones, confían en que pronto dejarán el encierro.
Ilusionada con recobrar la libertad, Teresa dice que en prisión ha conocido muchas mujeres que han sido muy buenas con ella y “si salgo pronto, voy a regresar a visitar a más de una”.
Sonríe cuando platica que a pesar de la situación, le han sucedido cosas agradables, como el haber tenido a su niña dentro de la prisión.
Dice que ella y su esposo Gabriel Alcántara Juan —hermano de Alberta— habían tratado de tener un hijo durante ocho años y todo había resultado negativo. Sin embargo, es cuando ella se encuentra interna en el Cereso, que logra embarazarse y tener a su primer bebé, Jazmín, quien cumplió un año de vida el pasado 14 de febrero.
Gabriel y Alberta son originarios del barrio quinto de la comunidad de Santiago Mezquititlán; en tanto que Teresa González Cornelio nació en una localidad del vecino estado de Hidalgo.
Mantienen apoyo
En los últimos 10 días, esta es la segunda visita que el presidente de la CEDH realiza a las dos indígenas, como parte del seguimiento a su caso y para constatar las condiciones en las que están.
El ombudsman expresó su confianza en que pronto las dos mujeres recobren su libertad. Reconoció la intervención del Senado y del gobernador del estado, José Eduardo Calzada Rovirosa.
La diputada María García aseguró a las dos mujeres que todas las autoridades involucradas en su defensa están haciendo lo que les corresponde.
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