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El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha prometido hoy ayudas de urgencia por tres millones de euros para la zona.
devastada por la tempestad Xynthia, que a su paso por el oeste del país dejó un desolador panorama de destrucción y se cobró medio centenar de vidas. Nueve personas permanecen desaparecidas y más de 500 han tenido que ser realojadas y medio millón de hogares se han quedado sin luz, según la prensa gala.
De visita a la zona dañada, Sarkozy ha hablado de una "catástrofe nacional, un drama humano con un balance lamentable", ha prometido acudir al socorro de los afectados y anunciado una investigación para conocer el por qué de la magnitud de los daños.
Los servicios de socorro han continuado a lo largo del día las labores de búsqueda entre las casas inundadas o derruidas por las fuertes ráfagas de viento, esencialmente en los departamentos de Vandée y Charente-Maritime, los más afectados por el temporal. La mezcla explosiva de vientos de más de 150 kilómetros por hora y, sobre todo, una fuerte subida de las mareas envuelta en un verdadero diluvio ha alcanzado las ciudades costeras, dejándolo todo irreconocible. La mayoría de las muertes se produjeron por ahogamiento dentro de las casas o de garajes. Muchas son personas mayores que fueron incapaces de reaccionar a la crecida repentina de las aguas y no pudieron escapar de su casa antes de que les atrapase la marea.
El ministro del Interior Brice Hortefeux ha señalado que el saldo de la catástrofe se debe a una "conjunción de varios factores". A las mareas, la lluvia y el viento, se añade el hecho de que la tormenta se desatase por la noche. "Mucha gente fue sorprendida en la cama, de día el balance hubiera sido diferente", dijo Hortefeux, que ha cuestionado los permisos de construcción de viviendas en zonas inundables.
Debate
La tormenta aún no se ha marchado pero la polémica ya ha dado paso al debate. Se están comenzando a poner en entredicho las edificaciones al borde del mar y la resistencia de los diques de contención.
Sarkozy ha anunciado ya un "plan especial para reforzar los diques" que, en muchos casos, fueron incapaces de resistir la fuerza del agua, que se convirtió el sábado por la noche en el gran enemigo de miles de hogares. El mandatario ha pedido la creación de una misión para estudiar la fortaleza de estas barreras de contención, mientras el presidente del departamento de Vendée, Philippe de Villiers, criticó la ligereza con la que se conceden los permisos para construir al borde del mar.
La secretaria de Estado de Ecología, Chantal Jouanno, pidió que se endurezcan los permisos de construcción en las zonas inundables tras los diques de contención. Para Sarkozy, en este asunto "no se puede transigir con la seguridad", que debe ser "prioritaria" en la política de urbanismo en estas zonas.
Mientras, los servicios de emergencia alertan de una nueva noche de peligro en Charente-Maritime, no tanto por la fortaleza del temporal, que se prevé amaine, como por la alta marea sumada a los fuertes vientos del oeste, que pueden alcanzar hasta los 80 kilómetros por hora.
Vientos huracanados
Tras la devastación desatada en Francia este fin de semana, la borrasca Xyntia se desplazó a Alemania con vientos de más de 166 km/h que han causado seis muertos aplastados bajo los árboles.
El temporal ha empezado a remitir. Las conexiones aéreas y por ferrocarril se restablecen poco a poco después de que los vientos obligasen a cancelar unos 240 vuelos en el aeropuerto de Fráncfort y suspender las comunicaciones ferroviarias.
Los primeros trenes vuelven a circular tras retirarse los árboles caídos que bloqueaban numerosos tramos, sobre todo en los estados de Sarre y Renania-Palatinado, en el oeste del país, según Deutsche Bahn (ferrocarriles alemanes). La alerta continúa en la zona más septentrional del país, donde ha llegado la borrasca a primera hora de la mañana.
El viento ha sido también la causa de la muerte de un niño de nueve años en Portugal. El pequeño jugaba en un parque cuando un árbol se le vino encima. Pero el mayor problema en el país vecino está siendo el agua. Las fuertes lluvias registradas en la región de la cuenca del Duero han provocado que aumentase su caudal al menos cinco metros. Las inundaciones provocadas por el desbordamiento del río han obligado a desalojar a varias familias en Oporto.
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