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El Partido Laborista superaría en escaños al Partido Conservador si hoy se celebraran elecciones en Reino Unido, según un explosivo sondeo publicado ayer por The Sunday Times. Es la primera vez desde otoño de 2007 que un sondeo otorga la victoria a los laboristas, aunque en porcentaje de votos los conservadores obtienen aún dos puntos de ventaja. Ese llamativo escenario se produce cuando faltan apenas dos meses para los comicios y obligó ayer a David Cameron a girar a la derecha y lanzar un brutal ataque personal contra el primer ministro, Gordon Brown, en la clausura de un sombrío congreso de primavera de los tories en Brighton.
Señal quizá de la delicada situación por la que atraviesa su proyecto renovador, Cameron recurrió a su arma habitual en estos casos: dirigirse al público sin papeles, haciendo ver que improvisa. Un recurso que ya no tiene los efectos mediáticos de veces anteriores, pero que le ayuda a mantener su imagen de líder joven, dinámico y moderno.
Pero esa juventud, ese dinamismo y esa modernidad, virtudes en las que Cameron se apoyó en 2005 para conseguir el liderazgo y a las que ha recurrido para consolidar su poder en el partido, pueden no ser suficientes para devolver la fe a una formación que se ha embarcado a regañadientes en un viaje al centro y que observa atónita cómo Gordon Brown, un político envejecido, gastado por casi 13 años en el poder, sumido en la peor crisis económica en 60 años, atacado desde dentro y desde fuera de su partido, parece ahora en condiciones de llevar de nuevo a los laboristas a la victoria.
La respuesta de Cameron ha sido intentar irradiar optimismo, atacar al enemigo y, al decir de algunos, lanzar guiños a la derecha del partido. Cameron reiteró ayer su "amor" al NHS, el servicio público de sanidad, y presumió de que los conservadores están ahora abiertos a las mujeres y las minorías étnicas. "Este partido, nuestro partido, representa a este país tolerante, humano, brillantemente multirracial", dijo ante las bases, pero dirigiéndose a dos candidatos conservadores negros. "Estamos con vosotros, somos vosotros. Este partido modernizado ha hecho una elección y nunca se volverá atrás", les aseguró.
Pero no hubo esta vez cantos al mundo gay y las madres solteras, ni alegorías ecologistas. Hubo más bien un intento de convencer a los tories de toda la vida poniendo a la familia, los negocios y el papel de la iniciativa privada y la libertad individual en el centro de su mensaje. Y el compromiso de frenar la inmigración, un tema especialmente cercano al votante conservador, pero también a las clases trabajadoras próximas ideológicamente al laborismo.
"Creo que todos saben que cinco años más de Gordon Brown serían un desastre para este país", proclamó. "Otros cinco años de gasto y de despilfarro y de deuda y de impuestos. Otros cinco años sin poder afrontar nuestros problemas sociales (...). Otros cinco años de un Gobierno tan disfuncional, tan dividido, tan débil, que hay todo un manojo de ministros que no pueden trabajar con él pero tampoco se lo pueden sacar de encima; tenéis a un primer ministro que no puede trabajar con ellos pero que tampoco puede hacer que este Gobierno funcione", proclamó Cameron.
Pero no está claro que esa sea la táctica más conveniente a sus intereses. Muchos analistas creen que el excesivo catastrofismo y el pesimismo de Cameron han contribuido al derrumbe tory en los sondeos. Y Brown parece fortalecerse cuanto más le atacan. El explosivo sondeo de YouGov para The Sunday Times que pronostica una victoria laborista, revela que sólo un 28% cree las acusaciones de los últimos días de que Brown maltrata a sus colaboradores, mientras un 50% estima que el primer ministro tiene "un fuerte sentido de lo que es bueno y lo que es malo".
El sondeo otorga a los conservadores un 37% de los votos y a los laboristas un 35%, que traducido en escaños significaría 263 para los tories y 317 para el laborismo, a tan sólo nueve de la mayoría absoluta. Otros sondeos publicados en los últimos días ya apuntaban a una fuerte reducción de la distancia entre los dos partidos, lo que ha incrementado las especulaciones de que Brown podría adelantar las elecciones a abril en lugar de esperar al 6 de mayo, día que se considera el más probable.
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