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La OTAN informó ayer que dos de sus cohetes, disparados con la intención de dañar objetivos rebeldes, fallaron sus blancos y mataron a 12 civiles en el sur de Afganistán, en tanto fuerzas aliadas avanzaban lentamente al interior de un reducto talibán.
El general Stanley McChrystal, máximo comandante de la OTAN en Afganistán, se disculpó con el presidente afgano Hamid Karzai por el error. “Es lamentable que en el curso de nuestros esfuerzos conjuntos se perdieran vidas inocentes. Extendemos nuestro más sentido pésame y nos aseguraremos de hacer todo lo posible para evitar futuros incidentes”, dijo McCrhystal en una declaración difundida ayer por la Alianza Atlántica.
Agregó que la ofensiva masiva emprendida en Helmand busca restaurar la seguridad y la estabilidad en el peligroso sur del país. Dijo estar apenado por la pérdida de vidas inocentes en el distrito de Nad Ali.
Minutos antes, Karzai había emitido una declaración diciendo que 10 miembros de una misma familia murieron por el impacto de un cohete en su casa. El mandatario expresó su tristeza y solicitó que se abra de inmediato una investigación. Antes de que empezara la ofensiva en Helmand, Karzai había pedido a los líderes militares afganos y extranjeros que tuvieran un cuidado especial para evitar bajas civiles.
Previo a conocerse la noticia del impacto fallido del cohete, escuadrones de infantes de Marina estadounidenses y soldados afganos avanzaban con lentitud al interior del reducto talibán de Marjah. Las bombas caseras y minas dejadas por los insurgentes obstaculizaban el avance de los miles de soldados estadounidenses, británicos y afganos que forman parte de la operación más ambiciosa de la OTAN hasta ahora, en su intento de quitar a la insurgencia el control de su región base en el sur del país.
La OTAN dijo que esperaba tomar en unos días Marjah, la principal ciudad bajo control talibán y un punto clave para el tráfico de opio, y luego crear un gobierno local y enviar asistencia. Es el primer desafío para la nueva estrategia de Estados Unidos, que busca revertir su suerte en una guerra que ya lleva ocho años.
Al menos 27 insurgentes murieron hasta ahora en la ofensiva, dijeron ayer funcionarios afganos. El vocero del gobierno de Helmand, Daud Ahmadi, indicó que los soldados encontraron un gran arsenal de materiales para hacer bombas en un predio en Marjah.
Las fuerzas de la OTAN han aconsejado a los civiles que no salgan de sus casas. Cuantiosas bajas de civiles podrían poner la operación bajo presión de grupos de derechos humanos, que dicen que debido a que la OTAN ha alentado a las personas a quedarse, está violando una responsabilidad moral y legal adicional de evitar fuertes enfrentamientos que los dañaría.
La Casa Blanca considera que la ofensiva tendrá “éxito” y que esa operación refleja la “nueva cohesión” entre el poder nacional e internacional en el país centroasiático. El consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el general James Jones, dijo ayer que la “operación Moshtarak” forma parte del “sólido” plan que EU y el resto de la comunidad internacional han impulsado en Afganistán. “Lo que está pasando en el sur es (...) muy importante. Creo que vamos a tener éxito. Tenemos un plan muy sólido; el presidente Karzai lo ha apoyado, y deseamos ver los resultados” de la operación, que entró ayer en su segundo día, señaló al programa State of the Union de CNN.
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