Caracas acusa a Bogotá de "espionaje".

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El Gobierno de Venezuela ha expresado a Colombia su "más enérgica protesta" por supuestas actividades de "espionaje" por parte de funcionarios de ese país bajo la tapadera de realizar investigaciones en torno a los ocho ciudadanos colombianos asesinados en el Estado fronterizo de Táchira (oeste de Venezuela) el pasado fin de semana.

Caracas ha enviado una nota oficial a Bogotá en la que rechaza lo que considera la "reiterada presencia de funcionarios del Departamento Administrativo de Seguridad colombiano (DAS) en territorio venezolano, detectados realizando labores de espionaje e intentos de soborno".

El escrito agrega que se ha intervenido documentación referida a "un gran plan de conspiración y desestabilización en contra de Venezuela" y "exige" al Gobierno de Colombia "el cese inmediato" de esas supuestas actividades y la suspensión de todo acto que atente contra la soberanía, integridad territorial y estabilidad democrática de Venezuela.

La nota fue entregada a la embajadora de Colombia en Venezuela, María Luisa Chappe, al tiempo que Caracas anunció que asume la repatriación de los cadáveres de los asesinados debido "a la falta de recursos del Estado colombiano para trasladarlos". Al respecto, Bogotá asegura que Venezuela denegó el permiso para que un avión colombiano recogiera los cuerpos. "El permiso se solicitó por cuatro canales distintos", explicó una fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores, que precisó que "Venezuela no dio ninguna razón" al rechazarlo.

Según medios locaes, los cadáveres serán entregados en la frontera a las autoridades de Colombia. Los cuerpos fueron hallados el pasado sábado en diversas zonas de Táchira con impactos de bala. Según la policía, las víctimas fueron secuestradas hace dos semanas junto a otras cuatro personas, entre ellas un peruano y un venezolano, por unos 25 individuos armados mientras se encontraban jugando un partido de fútbol. Uno de los 12 secuestrados logró sobrevivir, mientras que otro se encuentra desaparecido.

Tensas relaciones

Las relaciones de Venezuela y Colombia atraviesan por un nuevo periodo de tensiones, derivado del convenio militar entre Bogotá y Washington que prevé el uso de bases colombianas por fuerzas estadounidenses, lo que Caracas considera una "amenaza" para su "revolución" bolivariana.

La masacre de este fin de semana ha aumentado la tensión. Mientras el secretario general del Gobierno del estado de Táchira, Lemagno Flores, culpó al colombiano Ejército de Liberación Nacional (ELN) de los asesinatos, otros sectores, como la senadora colombiana Piedad Córdoba, consideran que los autores pueden ser grupos paramilitares.

El pasado sábado el Gobierno de presidente Hugo Chávez también protestó formalmente ante Colombia por declaraciones del ministro colombiano de Defensa, Gabriel Silva, en las que éste afirmó que los vuelos del narcotráfico con destino a Centroamérica y Estados Unidos salen de Venezuela.

El ministro venezolano de Defensa y vicepresidente del país, Ramón Carrizález, calificó esas afirmaciones de Silva de "groseras e irrespetuosas", e informó de que entregó en la Embajada colombiana en Caracas una "nota de protesta".