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Para los científicos se trató de un bólido o de los restos de un satélite. Pero para mucha gente fue una “cortina de humo” que utilizó el gobierno para planear nuevos impuestos o incluso dicen que se trató de un ovni que cayó en la sierra hidalguense y que ya está en poder de la Nasa.
El ufólogo Jaime Maussán se lo tomó muy en serio y envió a un reportero a la zona para iniciar “una investigación” que presentará en su programa dominical Tercer Milenio.
Las versiones coinciden en que “la bola de fuego” que dicen haber visto algunos pobladores de municipios de Hildalgo y Puebla fue un objeto de origen cósmico. Sin embargo, fue imposible grabarlo o fotografiarlo. El bólido apenas cruzó la atmósfera en fracciones de segundo. Se oyó un fuerte sonido, luego se vio una luz rojiza y milésimas de segundo después nadie supo qué paso con él.
Después de conocer esos testimonios, para Daniel Flores, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, especialista en basura espacial y meteorítica, la llamada “bola de fuego” tiene todas las característica de un bólido, es decir, de una masa de materia cósmica que, al moverse entre los planetas, eventualmente cruza la atmósfera en fracciones de segundo sin tocar la Tierra, a diferencia de los meteoritos que sí se impactan.
La noticia del avistamiento de una bola de fuego seguida de una explosión que se registró la tarde del miércoles en Tulancingo del Valle, Hidalgo, y Ahuazatepec, Puebla, movilizó a los bomberos y elementos de Protección Civil de la zona. El rumor fue culpable de que Miguel García Conde, director de Protección Civil de Hidalgo, se quejara de llevar 24 horas sin dormir por lo que calificó como “un error muy grave a nivel mediático” debido a que el objeto se le llamó meteorito.
La llamada “bola de fuego” creó todo tipo de especulaciones en Internet. A 24 horas de que los pobladores observaran el bólido, la noticia ya tenía más de 140 mil links en el buscador Google.
Se decía de todo: que dejó un cráter de 30 metros de diámetro y que el Ejército no encontraba el enorme agujero que produjo. También hubo quien concluyó que se trataba de un rumor parecido al del Chupa cabras.
Sin cráter no hay meteorito
La verdad, por lo menos para el astrónomo Daniel Flores, es que si no hay cráter ni un ejemplar para verificar su origen extraterrestre, entonces no puede hablarse de que fue un meteorito.
El científico de la UNAM reveló que ha documentado por lo menos otros tres eventos similares. “El mayor fue en Querétaro”, pero también han ocurrido en el sur de la ciudad de México, Jalisco, Michoacán y San Luis Potosí, aunque en la mayoría de las ocasiones los objetos sólo “pasan”, es decir, no caen en superficie o caen en el mar.
Flores descartó que el bólido sea un peligro para la población o que haya riesgo de que caigan más objetos. Explicó que este tipo de eventos siempre se asocian a satélites, como lo declaró ayer a EL UNIVERSAL el científico Fernando de la Peña, quien afirmó que se trataba de restos del satélite ruso Cosmos 2421.
De la Peña además aseguró que el Departamento de Defensa de EU había dado a conocer que el miércoles entrarían a la atmósfera restos del satélite que fue puesto en órbita el 25 de junio 2006, y que en febrero de 2008 se reportó que sufrió una ruptura de la que se desprendieron 15 fragmentos.
“Uno de estos tenía como trayectoria México, concretamente Hidalgo y Puebla”, comentó De la Peña y destacó que éste es un suceso extraordinario, pero consideró que debido a la basura espacial que hay, la caída de esa chatarra puede registrarse en cualquier parte del país.
En la oficina de Jaime Maussan ya relacionan el evento con otro ocurrido en marzo de 2009 en Aguascalientes.
Recuerdan que un objeto similar fue observado desde aviones que habían despegado en Monterrey. En ese entonces, Jaime Maussan calificó el objeto como basura espacial.
Ahora su equipo de producción dice que han iniciado la investigación del suceso ocurrido el miércoles.
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