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Un nuevo caso de abuso sexual cometido presuntamente por el extinto fundador de la Orden de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, habría quedado al descubierto luego de que Blanca Estela Lara Gutiérrez, quien dijo haber sido su compañera durante 30 años, denunció públicamente que el sacerdote católico ultrajó por años a dos de sus tres hijos, versión que fue ratificada por las propias víctimas.
Narró, en un noticiero de radio de alta audiencia y de cobertura nacional, los abusos de Maciel, a quien conoció en la ciudad fronteriza de Tijuana cuando ella tenía 19 años y el clérigo 56.
Explicó que ambos procrearon dos hijos, José Raúl y Cristian. El otro, Omar, fue producto de una relación anterior de Blanca Estela, pero fue adoptado por Maciel.
José Raúl y Omar narraron con detalle los ultrajes a los que fueron sometidos por su padre y las medidas que éste tomó por años para tratar de borrar las evidencias de los abusos sexuales.
Blanca Estela aseguró, en entrevista con la periodista Carmen Aristegui, que el sacerdote —quien fue cercano al papa Juan Pablo II— se hacía pasar entonces como un hombre viudo que trabajaba para la transnacional Shell y que se llamaba José Rivas; luego adoptó el González Rodríguez.
Dijo que por años ignoró que su compañero sentimental era en realidad el fundador de la Orden de los Legionarios de Cristo, una de las congregaciones más conservadoras de la Iglesia católica; que se enteró de su verdadera identidad cuando leyó en la revista Contenido un reportaje sobre los escándalos sexuales de Maciel.
Narró que para ocultar su verdadera identidad, el clérigo mantenía también la versión de que se empleaba como detective privado e incluso como agente de la CIA.
Días de infierno
Durante la entrevista, que ocupó gran parte de la emisión radial, se escucharon relatos desgarradores sobre las violaciones que por ocho años sufrieron dos de los tres hijos de la familia.
“Mi primer abuso sucedió cuando tenía siete años de edad, en Colombia. Estaba acostado con él, como cualquier niño, como cualquier hijo de familia con su padre a esa edad. Me baja mi calzoncillo y me intenta violar. Por instinto humano reacciono y me muevo. Se da cuenta, no me forza. De ahí empezaron todos los abusos: hubo abusos muy fuertes, hubo abusos sexuales en Madrid. Hacía que lo masturbáramos, que le sacáramos fotos masturbándolo; él se quedaba con unas fotografías y se hacía el dormido, y decía que su tío le hacía lo mismo”, relató José Raúl.
Su hermano Omar también hurgó en el pasado: “Mi primer abuso fue cuando fuimos a Madrid”. Explica que su padre les pedía que se quedaran con él porque le dolía mucho una pierna; ellos, inocentes, accedían, pero acababan masturbándolo.
“Nosotros lo quisimos mucho, quisimos estar con él, pero creo que esto no se vale. Esto definitivamente no tiene explicación alguna de lo que hemos vivido”.
—¿Nunca te diste cuenta de nada?, se le preguntó a Blanca Estela.
—Pues realmente nunca me di cuenta. Yo no sabía realmente ni con quién vivía, nunca sospeché, jamás, ni por acá me pasó que este tipo fuera así, o de sus mañas. Yo lo idolatraba, lo adoraba; de hecho un día le dije que era como un dios para mí… Yo lo quería muchísimo, estaba ciega, hasta que me di cuenta en 1997, cuando (apareció el reportaje de) la revista Contenido…
Fue José Raúl quien afirmó que cuando trató de buscar ayuda sicológica su padre se lo impidió; le dijo que en todo caso acudiera con alguien que él conociera. Lo que buscaba era borrar cualquier evidencia.
Precisó que Maciel lo envió con el doctor Francisco López-Ibor, a una clínica prestigiosa de Madrid. A Omar lo mandó a Denver por dos años a estudiar.
Llamado al Vaticano
Los familiares del sacerdote aseguraron que tomaron la decisión de romper el silencio para impedir que vuelvan a ocurrir abusos, y para pedirle al papa Benedicto XVI que impida a la congregación seguir dándoles la espalda.
“Compartimos el mismo dolor con los ex legionarios, porque fuimos también víctimas de mi papá”, expresó José Raúl, quien reclamó una investigación: “Que el Vaticano reconozca que a lo largo de décadas los Legionarios de Cristo abusaron sexualmente de seminaristas y de otras personas... Es tremendo que el Vaticano, la institución religiosa representante de lo que es la religión católica, siga permitiendo estos actos, y más tratándose de la congregación llegada a Juan Pablo II”
Cristian, el más joven de los hermanos, fijó su posición: “Una pregunta, va para el papa Benedicto (XVI): papa Benedicto, ¿va a seguir dejando que los Legionarios de Cristo nos sigan dando la espalda como lo han hecho hasta ahora?”
Critican que Álvaro Corcuera, quien se encuentra al frente de la orden, siempre haya recurrido a un tercero para concretar cualquier tipo de comunicación.
Las acusaciones de la familia se dan poco antes de que cuatro obispos del Vaticano culminen una investigación sobre la congregación, que podría arrojar detalles sórdidos sobre la vida de Maciel.
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