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Al cierre de 2009, los fabricantes de vehículos económicos como Nissan y Volkswagen le ganaron terreno a las tres grandes de Norteamérica (GM, Ford y Chrysler) y se posicionan con ventajas en el arranque de 2010.
Del total de las ventas de vehículos que se producen en México, alrededor de 80% son para exportar y el resto se destinan al mercado interno.
De 2007 a 2009, las ventas de automóviles en el país —incluidas las importaciones— se contrajeron 31.4%, al pasar de un millón 99 mil 866 unidades a sólo 754 mil 918 vehículos, es decir, 344 mil 948 menos que los registrados antes de la crisis.
Entre las firmas que registraron las mayores caídas en sus ventas internas durante los últimos dos años se encuentran GM (-91 mil 920), Ford (-59 mil 055), Nissan (-57 mil 935), Chrysler (-46 mil 204) y Volkswagen (-35 mil 734).
Resultado de lo anterior, Nissan desplazó a General Motors en ventas, con 156 mil 186 unidades contra 138 mil 482 en el mercado interno durante 2009.
Aun cuando todas las firmas automotrices registraron caídas de sus ventas en México, unas armadoras mejoraron su participación en el mercado nacional respecto al que tenían en 2007.
Es el caso de la japonesa Nissan, que en 2007 concentraba 19.47% de las ventas totales nacionales y al cierre del año pasado llegó a 20.69% del total, 1.22% más que hace dos años.
Otra importante armadora que logró incrementar su participación de mercado nacional en medio de la recesión económica fue Volkswagen, que pasó de 12.11% en 2007 a 12.92% en 2009, 0.8 puntos de ganancia.
En contrapartida, la participación de mercado de las firmas estadounidenses, como General Motors, Ford, y Chrysler, se desplomó al pasar de 46.07% en 2007 a 41% al cierre del año pasado, poco más de cinco puntos porcentuales menos de participación de mercado.
Revertir esta caída no será nada fácil para estas automotrices que tradicionalmente han dominado el mercado nacional. En medio de una reestructura a nivel internacional, el mercado tiende a desplazarse cada vez más hacia los automóviles económicos, donde las firmas japonesas y algunas europeas tienen grandes ventajas.
Toyota vendió el año pasado 51 mil 991 vehículos en México, y si bien fue 21.5% inferior al monto registrado dos años antes, su participación en el mercado nacional mejoró en 0.87 puntos porcentuales.
Pero las armadoras estadounidenses no se quedan con los brazos cruzados. La crisis financiera global las obligó a pisar el acelerador en la producción de autos económicos. Por ejemplo, Ford espera concluir los ajustes en su planta de Cuautitlán, estado de México, para comenzar la fabricación del Ford Fiesta, un automóvil económico que pretende vender en México y toda América Latina.
La reactivación del mercado nacional de vehículos no será nada fácil para las armadoras.
Mientras que distribuidores y fabricantes estiman que este año las ventas en el mercado nacional lograrán un incremento anual superior a 7% —contra una caída de 31.4% del año pasado—, analistas privados del sector estiman que la colocación de vehículos en el mercado interno seguirá deprimida con un retroceso de hasta 10%, resultado de la mayor carga fiscal.
La recuperación o no del mercado automotriz nacional dependerá de varios factores, entre los que destaca la fuerza de la misma reactivación económica en el país, así como el fortalecimiento de la confianza de los consumidores, reduciéndose los niveles de incertidumbre sobre el futuro de la economía de las familias. Otro factor será la reactivación del crédito automotriz con bajas tasas de interés.
En este contexto, las armadoras que operan en el país hacen los cambios necesarios para aprovechar de la mejor forma posible las primeras señales de una recuperación, que todavía es muy incipiente.
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