Ebrard, el negociador.

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El jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, aunque no termine de aceptarlo realiza sus deberes mirando hacia delante y últimamente ha mostrado su mejor rostro de operador político, mandatario local, miembro del PRD y aliado de Andrés Manuel López Obrador, sin ruptura con el gobierno federal.

Desde las elecciones de julio pasado, Marcelo Ebrard supo mantenerse callado y actuar en el momento adecuado en el caso Juanito.

Operación Juanito

Cuando López Obrador se aventuró a pedir el voto de sus simpatizantes por Rafael Acosta en Iztapalapa, como una estrategia para lograr el triunfo de Clara Brugada mediante el Partido del Trabajo, a pesar de las críticas el jefe de Gobierno calló.

E hizo bien al guardarse las palabras para una mejor ocasión. Al filo de la toma de protesta de delegados en el DF, Juanito insistía en que no dejaría su cargo para la ex funcionaria del Gobierno de Ebrard.

López Obrador y todo el petismo rayaron casi en la súplica al pedirle a Acosta durante varios días que cumpliera con su palabra. Pero el verdadero operador fue Ebrard, pues luego de una breve reunión con Juanito, éste anunció que finalmente pediría licencia en Iztapalapa.

Un réferi en el ring

Otra batalla que muestra el lado más político del mandatario local es la extinción de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), pues el Gobierno del Distrito Federal (GDF) se subió al ring como réferi entre el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y la Secretaría de Gobernación (Segob).

Incluso, el secretario del Trabajo del DF, Benito Mirón, dijo que el GDF contemplaba interponer recursos legales por las afectaciones que a la Ciudad le dejará el desempleo de los ex trabajadores de LyFC.

Lo impensable

Y ya hablando de recursos para la capital, Ebrard logró lo impensable: sumar a las fuerzas panistas a la causa de su gobierno por el presupuesto capitalino. Bueno, en un principio porque después se echaron para atrás.

Carlos Orvañanos y Demetrio Sodi, los delegados de último momento y de extracción blanquiazul, finalmente hicieron consensos con el GDF para reprochar, junto con Alejandra Barrales, líder de la Asamblea capitalina, que en los recientes 15 años la capital ha sido excluida "deliberadamente" de fondos, como el de infraestructura social.

Aunque finalmente, este jueves Mariana Gómez del Campo, líder del PAN en el DF, ya no acudió a la Cámara de Diputados a solicitar los 15 mil millones que la administración de Ebrard busca. Y el priísmo hizo lo mismo.

Pese a esto último, el jefe de gobierno del Distrito Federal ha tenido repetidas oportunidades en las semanas recientes para mostrar sus dotes de negociador.