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En Haití la alerta roja está vigente por la reactivación de las redes criminales de trata y tráfico de niños que, ante el caos y vulnerabilidad que vive el país tras el sismo, intentan sustraer a los menores de manera ilegal, incluso bajo la figura de adopciones internacionales, alertó en México Susana Sottoli, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Son 29 organizaciones civiles y la Unicef las que, comandadas por el gobierno de Haití, flanquean los puestos fronterizos para evitar este robo. Al mismo tiempo verifican de manera exhaustiva información que compruebe la horfandad de los niños, para luego abrir la posibilidad de adopciones. Sin embargo este escenario no se vislumbra cercano, pues la debilidad institucional y la emergencia que impera de atención a la salud, alimentación, vivienda podrían hacer que los procesos de adopción comenzaran en un lapso no menor a un año.
“Las tareas de rescate en Haití han acabado pero no la identificación huérfanos. Es muy difícil saber si es un niño está en esa condición o no, tenemos que dar un tiempo de certeza, agotar todas las posibilidades de encontrar a la familia nuclear o a la ampliada, de otra manera se corre el riesgo de tomar decisiones apresuradas”, subraya Sottoli.
En entrevista con Kiosko, la representante de Unicef dice que no hay un tiempo determinado para saber cuántos huérfanos existen y que las autoridades haitianas decidirán el momento en el que su institucionalidad este lista para poder reanudar procesos de adopción.
Según cifras oficiales, antes del terremoto en ese país existían 40 mil niños identificados como huérfanos, ya sea de ambos padres o de uno solo. No se sabe cuántos se han quedado sin familia.
Adopción, sólo bajo las normas
Unicef apoya al gobierno haitiano en las tareas de identificación de los niños y sus familiares. Recorren hospitales y horfanatos, identifican vínculos sanguíneos, controlan puestos fronterizos y establecen acuerdos con los hospitales para no dar menores a quienes se ostentan como parientes sin comprobarlo con documentos. En caso de que éstos hayan sido perdidos, el propio niño identificará a las personas que lo reclaman.
“Antes de iniciar cualquier proceso, Haití debe decidir qué hacer con los niños que realmente que no tienen vínculos familiares, recurrir, al cuidado alternativo de la familia extensa, ya sea el abuelo, un tío etc., a la tutela nacional y en última instancia la internacional. Estos pasos necesitarán mucho tiempo”.
El primer ministro de Haití Jean-Max Bellerive dio instrucciones de ser él quien autorice los procesos de adopción, lo que para la funcionaria de Unicef da una señal acerca de la necesidad de una aprobación al más alto nivel frente a la disfunción institucional. Para Sottoli la adopción internacional puede ser un proceso legal si es bien llevado; no necesariamente debe asociarse con trata y trafico de infantes.
“Es un recurso valido cuando se agota el proceso de buscar opciones dentro del país de origen como lo establece el Convenio Internacional de Haya sobre Adopciones Internacionales. Pero en países que tienen debilidad institucional de procedimientos y de marco normativo, es un campo fértil para que las redes detrás del tráfico de niños actúen para disfrazar los procesos de adopción”.
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