“Rick” paraliza al puerto de Mazatlán.

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Tras el impacto de la tormenta tropical Rick, 200 mil personas en Mazatlán —50% de la población— se quedó desde la mañana sin luz y la totalidad de los habitantes sin agua potable durante 12 horas.

Por la noche, el suministro de energía comenzó a restablecerse con lentitud. Ayer, se habían contabilizado en Mazatlán 500 árboles caídos, 25 postes de alumbrado público y más de 40% de los semáforos dañados.

La falla en la luz ocasionó parálisis en la ciudad. No hubo servicios bancarios, los mercados no abrieron y el transporte dejó de operar por más de siete horas.

Al menos unas 300 personas, algunas de zonas rurales, fueron evacuadas y trasladadas a los refugios temporales, ya que sus viviendas se inundaron o los techos de láminas, cartón y madera volaron por los vientos de hasta 110 kilómetros por hora que azotaron a esta ciudad.

El Ejército implementó el Plan DN-III y, en coordinación con Protección Civil, recorrió el puerto para auxiliar a la gente.

El alcalde de Mazatlán, Jorge López, anunció el reinicio de clases para más de 650 mil alumnos del sur de Sinaloa.

El meteoro afectó además al municipio de Elota, Sinaloa, donde el viento derribó árboles, anuncios luminosos, inundó 11 colonias populares y dejó a miles sin energía eléctrica.

La alerta se extendió desde Navolato, en la zona centro, hasta los limites con Nayarit, por lo que la navegación en los puertos de Altata, Mazatlán y Topolobampo se mantuvo cerrada por el oleaje de hasta tres metros de altura.

En Nayarit se suspendieron las clases de nivel básico. El poblado Palmar de Cuautla, en Santiago Ixcuintla, y tres colonias en Tepic, fueron las más afectadas.

Las escuelas en Colima continuaron las medidas de prevención. En Armería, unas 60 familias perdieron sus casas.

Jorge Miguel Ramírez Pérez, gerente regional de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en Sinaloa, instó al gobierno de Durango a desfogar 30 millones de metros cúbicos de la presa Guadalupe Victoria, ante el pronóstico importantes lluvias.

Horas después, la zona serrana de Durango vivió una situación extraordinaria en la zona de las quebradas. “Se nos vino el cielo encima y nos agarró desprevenidos”, refirió Jaime Rubio, de Protección Civil en Santiago Papasquiaro. En Los Cabos, Baja California Sur, la tormenta no ocasionó daños mayores, según autoridades locales.