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viernes, 23 de octubre de 2009

Drogas, al norte; armas y dinero, al sur.

Noticia:


En abril de este año, personal del Ejército mexicano levantó una muralla metálica en el principal cruce internacional que comparten Chihuahua y Texas. A principios de ese mes, el entonces procurador Eduardo Medina Mora había anunciado un blindaje fronterizo con el propósito de detectar armas y dinero provenientes de Estados Unidos.

El informe Tráfico de armas México-USA, elaborado en 2008 por las secretarías de la Defensa Nacional, la Marina, Gobernación, de Seguridad Pública y la misma PGR, dice que tan sólo en Chihuahua detectaron 300 brechas a través de las que ingresa la mayor parte del armamento empleado posteriormente por los cárteles de la droga.

La manera en que armas y drogas se internan ilegalmente a territorio mexicano está plenamente identificada, dice el investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef), José María Ramos. Pero lo que pocas veces se menciona es la manera en que transita por autopistas y carreteras estadounidenses, sin contrapesos notables de las autoridades del país vecino.

“Cuando uno observa la forma en que operan las organizaciones que trafican armas y dinero se aprecia la ineficacia de las autoridades estadounidenses. Ellos, sin embargo, se justifican bajo una ley que no restringe la compra de armas entre sus ciudadanos”, dice.

Al amparo de la ley, miles de armas de fuego alimentan los circuitos criminales de México, en donde las confrontaciones por el monopolio de la droga han cobrado, tan sólo en Ciudad Juárez, 3 mil vidas durante los primeros nueve meses de 2009.

El blindaje anunciado por Medina Mora requiere invertir mil 400 millones de dólares, pero sólo será efectivo en los 19 cruces formales que se tienen con Estados Unidos. El inmenso territorio compartido por ambos países quedará parcialmente desprotegido, a merced de lo que logren autoridades al otro lado de la frontera.

“Estados Unidos presume de alta tecnología en los puentes internacionales y en territorios abiertos, pero sin duda existen regiones, como el desierto de Sonora y Arizona, en donde queda claro que no parece existir tal nivel de vigilancia, porque allí descienden hasta avionetas cargadas con droga”, dice el investigador del Colef. “Lo que queda entonces, es presumir que hay una gran corrupción de aquel lado”.

Balas y billetes, en la misma vía

El dinero sigue la misma vía segura que las armas. Millones de dólares son transportados diariamente por conductores profesionales y particulares hasta las ciudades fronterizas del sur estadounidense, para luego introducirse clandestinamente a México.

Las rutas de tráfico de dinero son las mismas que se han utilizado los últimos años. Al menos el dinero que corresponde a organizaciones de Chihuahua, Durango y Sinaloa, dice un transportador residente en El Paso, Texas.

Los dólares que proceden de Chicago llegan primero a Albuquerque, la capital de Nuevo México, antes de arribar a la frontera, distante unos 500 kilómetros. Albuquerque es la ruta obligada para los importadores de autos usados que operan en la frontera mexicana y para choferes de tráiler.

Para llegar a los límites con México hay unicamente una alternativa: la Interestatal 25. Una carretera vigilada por agentes de la Patrulla Fronteriza y oficinas del sheriff de cada uno de los condados que atraviesa, que reaccionan habitualmente únicamente en caso de excederse notablemente los límites de velocidad.

“Está bien pelada llevar el dinero en la ciudad o cruzarla a Juárez”, dice el transportador. Por ese trabajo, sin mayores complicaciones con la ley, recibe 5% si el dinero queda en territorio estadounidense y 10% si logra cruzarlo…

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