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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha ofrecido una rueda de prensa televisada en horario de máxima audiencia para realizar una encendida defensa de su ambicioso plan para reformar el sistema sanitario que venza los recelos que todavía levanta entre los congresistas, incluidos los demócratas de su propio partido.
Frente a aquellas voces que advierten del alto coste económico del gigantesco proyecto de Obama -algunos analistas lo han valorado en cerca de un billón de dólares-, el mandatario demócrata ha asegurado que la reforma del sistema de salud público es "central" para la recuperación económica del país. "Hemos conseguido evitar lo peor" pero "aún queda mucho por hacer" y "la reforma sanitaria es central en este esfuerzo", ha proclamado.
El mensaje más urgente ha ido dirigido al Congreso, el apoyo que necesita para sacar adelante la reforma. Obama ha reclamado a los congresistas que la reforma esté aprobada para finales de año para cumplir con el compromiso que él mismo adquirió con los estadounidenses. Para ello, ha pedido a los legisladores que la voten en ambas cámaras antes de las vacaciones, que empiezan el 1 de agosto.
El presidente tiene difícil, a día de hoy, contar con los votos necesarios para sacar adelante la reforma, especialmente en el Senado. Mucho más difícil aún será que esa ley progrese, como hubiera sido el deseo de Obama y lo lógico dado su trascendencia, con apoyo bipartidista. Los republicanos acusan a Obama de ser el presidente más despilfarrador de la historia y están aprovechando el debate sobre la reforma sanitaria para acentuar esa crítica, informa Antonio Caño.
"Este debate no es un juego"
Obama, que considera de capital importancia la aprobación de esta reforma, ha advertido a los congresistas de que las expectativas de los estadounidenses en este asunto son muy altas, por lo que espera que ellos estén a la altura de las circunstancias.
Los cerca de 48 millones de estadounidenses que carecen de cobertura sanitaria "están esperando nuestro liderazgo, y no debemos defraudarles. Aprobaremos una reforma que rebaje los costes, aumente las opciones y aporte una cobertura fiable. Y lo haremos este año", ha dicho.
"Este debate no es un juego", ha continuado. El presidente demócrata ha recordado que la reforma sanitaria es una tarea pendiente y sin resolver "desde hace décadas". Ningún gobierno, ni republicano ni demócrata, ha sido capaz de ello. "No tiene nada que ver conmigo, yo tengo una gran cobertura médica al igual que todos los miembros del Congreso. Lo que me angustia es que recibo cartas todos los días de familias que están en serios apuros por los altos costes de sus seguros sanitarios".
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