La oposición de Kirguizistán se retira en plenas elecciones presidenciales.

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El principal candidato de la oposición kirguiza y ex primer ministro Almazbek Atambáyev, ha declarado "ilegitimas" las elecciones presidenciales que se celebran hoy en este país centroasiático. Atambáyev y otro de los seis candidatos a la Presidencia de Kirguizistán han anunciado su retirada de la carrera electoral por considerar que los comicios se están desarrollando en medio de un "fraude masivo".

Durante una conferencia de prensa celebrada en Biskek, Almazbek, como abanderado de la Oposición Unificada, y el independiente Zhenishbek Nazralíev, que se medían con el favorito y actual presidente Kurmanbek Bakíev, pidieron que se suspendieran las votaciones de hoy y se procediera a una nueva convocatoria electoral.

El dirigente opositor ha hecho un llamamiento a sus partidarios para que salgan a las calles y se manifiesten "contra estas elecciones, que no son legítimas".

El anuncio de los dos candidatos se produjo poco después de que la Comisión Electoral Central (CEC) de Kirguizistán declarara válidos los comicios al superarse el mínimo legal de participación ciudadana, que es del 50% del censo. Según la CEC, la renuncia de los dos candidatos durante la jornada de votación es "ilegal". El abandono de la carrera presidencial sólo se admite hasta tres días antes de la celebración.

Más de 500 observadores internacionales supervisan las elecciones de esta república ex soviética de cinco millones de habitantes y rica en gas y petróleo. La oposición, que tenía pocas posibilidades de ganar los comicios, ya había expresado sus dudas de la limpieza de éstos.

Bakíev, que dirige el país tras la huída del ex presidente Askar Akáyev, tras las revueltas de marzo de 2005, advirtió días atrás de que actuará con dureza contra "los intentos de provocar desórdenes" tras las elecciones. Prohibió las manifestaciones después del cierre de los colegios electorales y movilizó a varias unidades del Ejército para mantener la calma en el país.

Kirguizistán tiene una base militar rusa y otra aérea de Estados Unidos, desde la que el Pentágono apoya a sus tropas desplegadas en Afganistán. El Parlamento kirquizo apoyó en febrero pasado el cierre de la base estadounidense, después de que el país recibiera 2.000 millones (1.400 millones de euros) en ayuda y créditos de Rusia. Posteriormente, Washington accedió a pagar 180 millones de dólares para mantener la base abierta.