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La tensión en la frontera entre Yemen y Arabia Saudí se elevó ayer después de que la aviación saudí bombardeara posiciones de los rebeldes chiíes que luchan contra el Gobierno de Yemen y el Ejército desplazara a sus tropas hacia la zona limítrofe.
Según portavoces militares saudíes, la acción tenía como objetivo recuperar parte de su territorio, la región de Jizan, que los insurgentes habían invadido el día anterior. Al menos 40 milicianos murieron como consecuencia del ataque de ayer.
Los aviones atacaron los poblados de la provincia norteña de Saada, según los rebeldes. Yemen -que ha negado en numerosas ocasiones que estuviese cooperando con Arabia Saudí para sofocar la revuelta chií- dijo que los aviones no bombardearon su territorio.
El reino saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo, está cada vez más inquieto por la inestabilidad que vive su vecino del sur. Además, afronta con temor el creciente sentimiento separatista en las regiones sureñas y el resurgir de la amenaza de Al Qaeda.
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