Kirchner quiere ser presidente otra vez

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Para interpretar al ex presidente Néstor Kirchner hay que leer lo que dice y lo que calla, las dos caras de la misma moneda.

“No es tiempo de hablar de candidaturas”, dijo ayer durante un acto partidista en la localidad bonaerense de Avellaneda. Pero mañana, en su Río Gallegos natal, lanzara la actividad proselitista con miras al 2011, cuando intentará retornar a la Presidencia en reemplazo de su esposa.

Así lo indican encuestas encargadas, ministros que lo confiesan abiertamente —como el jefe de gabinete, Aníbal Fernández—, y otros que off the record van dando cuenta de los planes electorales del ex presidente (2003-2007) y mandatario en las sombras, junto a su esposa, la presidenta Cristina Kirchner.

“No es tiempo de hablar de candidaturas; es tiempo de gobernar, de trabajar y de acompañar a nuestra presidenta coraje”, dijo. No obstante, uno de los hombres que más lo conoce y frecuenta aseguró ayer a EL UNIVERSAL que “el acto de Santa Cruz, el viernes, será para apuntalar la campaña en la provincia, pero también es el inicio de un incesante recorrido por el país para afianzar la postulación presidencial” de Kirchner.

El ex mandatario cuenta con entre 28 y 33% de la intención de voto, según las encuestas. La cifra es suficiente para asegurarse el primer lugar en una primera vuelta, pero insuficiente como “voto duro” para repetir en un eventual “ballotage”, si los comicios presidenciales fueran hoy.

Es esta una realidad electoral semejante a la que atravesó Carlos Menem (1989-1999) en 2003 a manos del propio Kirchner, pero “con mucho por recorrer todavía”, dicen los arquitectos electorales del gobierno.

Después de la derrota electoral en las legislativas de octubre pasado, recién en los últimos dos meses los Kirchner parecieron retomar la iniciativa política, congelando la actividad parlamentaria —donde se encuentran en minoría—, con distintas estrategias y levantando levemente en las encuestas la imagen que se tiene de su gestión.

Cada vez más enfrentados con la prensa, los Kirchner han logrado ir golpeando a sus contrincantes y posibles rivales electorales con argucia, pero también con la complicidad de los propios afectados. Tal es el caso del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, quien ve como su candidatura presidencial se desinfla ante la acusación judicial por la investigación sobre las escuchas telefónicas desde los despachos de su gobierno.

Si algo ofusca a los Kirchner es que los critiquen desde la izquierda. Eso es lo que venía haciendo el diputado Claudio Lozano, hasta que uno de sus asesores fue descubierto presuntamente obteniendo información ilegal de un despacho del ministerio de Economía, y quedó “desactivado” como voz crítica y golpeado políticamente.

“El gran aliado de los Kirchner es la ausencia de alternativas y la carencia de liderazgos en la oposición, ya que no se vislumbra una oposición con peso de cara al 2011”, explica el analista y sociólogo Artemio López.

Donde todo empezó

Mañana, cuando arranque su recorrido proselitista, Kirchner intentará afianzar su base electoral en Santa Cruz, su feudo político, impulsando la candidatura de su hermana, Alicia, actual ministra de Desarrollo Social, según confiaron ayer fuentes del gobierno a este periódico.

“Pero a la vez será el comienzo de una largo recorrido para reforzar su candidatura y mejorar su perfil electoral, ya que Néstor es el político del oficialismo que mejor mide, pero también el que tiene mayor imagen negativa”, asegura uno de los funcionarios del gabinete de su esposa.

Kirchner arrancará mañana, en el sur del país, justo donde comenzó su carrera política y su camino a la Presidencia en el 2003, su marcha en busca de prolongar el kirchnerismo hasta el 2015.

El ex mandatario llega a este escenario contando con la ausencia del senador Carlos Reuttemann (el mejor posicionado en la grilla electoral y quien ayer volvió a decir “olvídense de mí para el 2011), con el ex presidente Eduardo Duhalde tratando de cohesionar al antikirchnerismo y apoyado en el repunte del gobierno en la clase media —donde el kirchnerismo genera rechazo. Así, Kirchner arranca mañana.