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Edmar tiene 20 años, estudia ingeniería en sistemas computacionales y tiene claro que es heterosexual; Ana Grabriel, de 14, ha rechazado propuestas de noviazgo con compañeras de la secundaria porque le atraen los chicos; Gala, de cinco, desarrolla con plenitud sus capacidades cognoscitivas y Anxélica, de ocho, es una de las alumnas con mejores calificaciones en su escuela.
Todos son hijos de familias diversas de la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgéneros (LGBT), donde a decir de especialistas, antes que desarrollar trastornos de personalidad como pudiera pasar con cualquier otro niño inmerso en una familia con padres heterosexuales, han aprendido a relacionarse con base en el amor, el respeto, el derecho, la tolerancia y la diversidad.
“No sólo hay familias de papá, mamá, hijos, hay con dos mamás, con una sola y también con dos papás”, es la respuesta que Gala cuando tenía tres años y medio a una niña en el parque, cuando ésta le dijo que era imposible que tuviera dos mamás: Ema Villanueva y Janice Alva, una de las cuatro familias alternativas entrevistadas por KIOSCO que hoy, más allá de la legislación, son una realidad.
El cálculo no es exacto. Siempre que se pretende dar una aproximación del número de hijos de parejas homoparentales, se cita la investigación para el grado de Maestría en la UAM de Sara Espinosa, titulada “Familias de elección: hogares conformados por madres lesbianas del año 2005”, donde considera que no sería exagerado hablar de un millón de hijos de homosexuales.
El análisis refiere que unos 10 millones de mexicanos son gays, lesbianas o bisexuales y que de éstos, al menos 10%tienen hijos.
Los estudios científicos
El debate en torno a las implicaciones que los niños pudieran tener por ser criados por padres homosexuales se avivó luego de que la líder del PAN en el DF, Mariana Gómez del Campo, asegurara que con la reciente legislación aprobada, que permitirá el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción de niños por estas parejas, se expone a los menores a padecer trastornos de personalidad y discriminación.
Un meta-análisis científico publicado por la Asociación Psicológica Americana (APA) titulado “Lesbian and Gay Parenting”, en el que se analizan más de 100 artículos de investigación al respecto realizados en Europa y EU, muestra que tanto los hijos e hijas biológicas como adoptados por homosexuales, no tienen problemas psicológicos o sociales que puedan atribuirse a la orientación sexual de sus padres y madres.
“No hay diferencias significativas ni en la moral, ni en las costumbres con los hijos e hijas de padres heterosexuales. Se confirmó una vez más que la homosexualidad no se pega”, dice el sexólogo David Barrios, director de Caleidoscopía, quien cita parte de las conclusiones de la investigación de la APA:
“Ni un solo estudio ha encontrado que los hijos de hombres y mujeres homosexuales tengan alguna desventaja si se les compara con hijos de parejas heterosexuales. La evidencia indica que el ambiente proporcionado en los hogares homosexuales es igual de eficaz que el de parejas heterosexuales al apoyar y permitir el desarrollo psicosocial de los menores”.
En el ámbito científico también existen voces que aseguran que esos niños, al estar en una sociedad predominantemente heterosexual, podrían sufrir discriminación y una crisis de identidad.
La neuropsicóloga Guillermina González y el antropólogo José Eduardo Tappan coinciden en que para enfrentar esta realidad, los niños tendrán que estar acompañados por psicólogos.
Una vida normal
El día a día supera a los planteamientos conservadores. Edmar se anima a hablar sin recato de los valores y educación que ha recibido por parte de su madre, Imelda Camargo, quien hace seis meses se separó de su pareja, Hyssel, tras cinco años.
“Yo supe que mi mamá era lesbiana a mis 10 años, nunca he ido a terapias para atender la falta de una figura paterna. Sé de tolerancia y diversidad, estoy abierto a posibilidades. También siento que los hijos de homosexuales podemos definir con mayor libertad y claridad nuestras preferencias sexuales a comparación de los hetero, pues ya conocemos desde dentro esta elección”, dice Edmar.
Imelda es parte del movimiento LGBT y de esa generación de lesbianas que buscaron una relación heterosexual para embarazarse y tener familia. A sus 30 años, cuando se lo había propuesto, tuvo a Edmar, quien, dice, extraña a Hyssel.
A Gala ya le tocó nacer en una época donde la opción de ser madre por inseminación artificial era posible. Sus mamás Ema (por biología) y Janice (por convicción) investigaron lo que representaba educar a un bebe en este entorno. “Somos madres de tiempo completo, damos prioridad a nuestra hija y cuando se puede nos dedicamos al trabajo”, dice Ema.
“Los hijos en las parejas homosexuales son muy deseados, por lo que la relación con ellos se basa en el amor y no en una imposición social”, dice Janice.
Las mamás de Gala reconocen que tienen cierta preocupación por el entorno de discriminación en el ámbito escolar. Pronto tendrán que enfrentar este entorno como siempre lo hacen: sin esconder su situación. Ema y Janice, quienes fundaron el Círculo de Familias Diversas, aseguran que la niña está respaldada psicológicamente para enfrentar un mundo donde todavía su familia es minoría.
“Gala ha explicado varias veces a gente en la calle la diversidad de familias que hay. Es una niña sana, plena, segura. Nunca le ha faltado la figura masculina porque convive con sus tíos, primos y amigos. No le enseñamos la existencia de roles específicos para las mujeres y los hombres”, explica Ema.
En entorno trans
En tanto, Anxélica le ayuda a su padre que es travesti llamada Anxélica Risco, a elegir la ropa de mujer que usará.
“Papá te ves guapísimo”, ha llegado a expresar Anxélica a su progenitor cuando esta caracterizado de mujer. La niña entiende que a su papá le gusta vestirse de mujer y defiende sus gustos ante sus compañeras de escuela.
“Una vez mi papá fue a recogerme a la escuela y sólo llevaba las uñas pintadas de negro. Alguien me preguntó que por qué lo hacía y sólo le regresé una pregunta: ¿tiene algo de malo que haga eso?”.
Anxélica (padre), fundador de Inteligencia Transgenérica y del grupo de Rock Neurotika, forma con su pareja Shantall y sus hijos Anxélica y Jassón una familia trans, en la que intenta inculcar el valor de la libertad. Dice abiertamente delante de su hija: “Ellos decidirán su preferencia sexual, si deciden ser bisexuales se divertirán 50% más”.
Opiniones encontradas
Verónica Rodríguez Correa es madre lesbiana de Ana Gabriel y Germán. La niña respeta la decisión de su madre y dice que puede hacer de su vida lo que desee y reconoce que lo que más le gusta de ella es la libertad que le da de actuar.
Hace unos meses, su pareja Miriam, con quien vivía desde 2005, se fue de la casa. Ella tenía dos hijos, que junto con los de Verónica formaban una familia.
Ana Gabriel, al igual que su madre, duda que dos hombres homosexuales puedan educar de la misma forma que las madres lesbianas. “Puede haber casos hasta de pederastia”, dice Verónica.
“Las diferencias que pudieran existir entre las madres lesbianas o padres gays tienen que ver más con los roles genéricos que en nuestra cultura se consideran propios de la masculinidad”, dice.
“La existencia de figuras significativas de ambos géneros alrededor de estas familias brinda a los pequeños ejemplos prácticos de los modelajes sociales comunes en nuestra cultura. Ello refuta la falsa idea de que en la pareja homosexual no existe el referente de identificación acerca de los dos géneros que caracterizan a toda cultura”.
La homofobia
Mientras, la discriminación, que es la que causa el daño a los menores, avanza a la par de la lucha por derechos como el de la adopción. Hoy la comunidad LGBT identifica que la homofobia ha adoptado características modernas “simbólicas y sutiles”, no es agresiva, pero tiene un mismo fin.
“Se define como homofobia aversiva la que suaviza los signos de discriminación hacia homosexuales, tolera ciertos derechos sociales no reconocidos anteriormente, pero no acepta la igualdad y normalización de la vida de las personas LGTB. Señala que la mayoría de los heterosexuales apoyan la protección de los derechos de gays y lesbianas pero manifiestan mayor oposición a su capacidad como padres, aspecto que denominamos homoparentofobia”.
La homoparentofobia, definida por los especialistas de origen español María Dolores Frías Navarro, Juan Pascual Llobell y Héctor Monterde Bort, implica el miedo a que un niño sea educado por pareja del mismo sexo, al resaltar la aparición de problemas psicológicos, sociales y de género.
David Barrios asegura que la variable psicológica más importante en la crianza y vida familiar de hijos e hijas, no es la orientación sexual de quienes fungen como padres (biológicos o adoptivos), sino el amor, dedicación y responsabilidad con los que son atendidos y cuidados. “Hay personas heterosexuales que son pésimos padres o madres”, dice.
Para Paulina Millán, del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex) y la socióloga Amparo Ruiz del Castillo, la solución no está en el impedimento de adoptar o tener hijos, sino en terminar con la discriminación. “Ya hay parejas de hombres y mujeres que crían niños, con la ley lo único que sucederá es regularizar este tipo de uniones y otorgar protección jurídica a esas familias”, dice.
El debate sigue y Gala no entiende por qué hay gente que se opone a que sea feliz con sus mamás. Ema cuenta que cuando la niña ve la bandera con los colores del arcoiris , dice: “Mira mami, ellos también están luchando”.
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