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Hace algunas semanas el gobierno de Yucatán practicó un examen aleatorio que arrojó resultados poco prometedores: la mayoría de los médicos familiares de la entidad no tienen la capacidad necesaria para diferenciar, detectar y tratar a tiempo el virus de la influenza H1N1.
El problema se vuelve aún más preocupante. La Secretaría de Salud sospecha que el caso yucateco se repite en muchos de los estados del país.
La falta de capacidad de los médicos familiares es sólo una de las debilidades que México presenta ante un inminente tercer rebrote de influenza. La mayoría de los estados no cuentan con los equipos e insumos necesarios para enfrentar la tercera oleada del virus H1N1.
Para proteger a la población, el gobierno federal logró que la industria farmacéutica internacional le prometiera para este diciembre un lote de sólo 5 millones de dosis de la vacuna que se está creando contra el virus de la influenza tipo A. Pero dicha cifra sólo alcanzará para proteger a uno de cada 20 mexicanos.
Las autoridades de la Secretaría de Salud (Ssa) han informado que la intención es privilegiar la aplicación de la vacuna a las personas con diabetes, VIH-Sida y cáncer, así como personal de salud y niños asmáticos. Sin embargo, tan sólo los enfermos de diabetes en el país suman más cinco millones.
Un estudio de la asociación Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social, Incide Social, señala que existe una alta inequidad en la disponibilidad de recursos físicos y materiales a nivel estatal. Y cita un ejemplo: en Aguascalientes por cada mil habitantes hay 10 médicos, tres consultorios, cuatro camas y 15 enfermeras. Mientras que está relación es 10 veces menor en Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Baja California, Quintana Roo, Zacatecas, Veracruz y San Luis Potosí. A nivel nacional, agrega el estudio, por cada dos mil habitantes hay tres médicos, cuatro enfermeras y 1.5 camas de hospital.
Para atender a los pacientes que lleguen a la fase grave de la enfermedad, el Sistema Nacional de Salud sólo contará con 8 mil 200 ventiladores. De acuerdo con especialistas del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), de cada tres personas que llegan graves a un hospital por el virus una deberá ser entubada y contar con el apoyo de un ventilador para respirar y sobrevivir.
Inventarios y cursos
José Ángel Córdova Villalobos, secretario de Salud del gobierno federal, dice que habrá cursos de capacitación para médicos en todo el país porque se estima que la situación que se vive en Yucatán es la misma del resto de los estados y que también se realizará un inventario para conocer el número de equipos con los que los gobiernos locales harán frente a la nueva oleada del virus.
Los inventarios se levantarán, dice en entrevista con EL UNIVERSAL, porque se ha detectado que hay entidades que tienen ventiladores, pero los ocultan para que la Federación les otorgue más; o que hay estados que los tienen descompuestos, pero que no quieren gastar en repararlos, señala el funcionario.
José Ángel Córdova Villalobos advierte que se realizará un inventario en cada estado del país para saber con que insumos (antivirales, guantes, cubrebocas, gel y batas), equipo médico (número de camas y aparatos tecnológicos) y recursos humanos cuenta para hacer frente a la futura contingencia.
“Vamos a ir, estado por estado, para corroborar el inventario de insumos y equipos médicos que tienen los hospitales. Porque luego me dicen que no tienen, (y resulta que) voy y ahí están desocupados; o tienen 50, y por tener más, me dicen que sólo tienen dos y eso no se vale”, dice el secretario de Salud.
Incluso, comenta, estos inventarios serán firmados por los responsables para evitar que después “nos digan que no tienen o que no los recibieron”.
Por ello, pide a los gobernadores hablar con la verdad, porque el virus AH1N1 es un problema real, “en el que todos tenemos que trabajar juntos para no improvisar”, además de que reconoció que son pocos los recursos.
De manera adicional, agrega, también se les solicitó a los gobernadores que elaboren y armen los posibles escenarios para saber cuál es la capacidad real de reacción en su sector hospitalario para que el virus no los sorprenda.
Con el inventario nacional, aseguró el funcionario, podremos conocer de cuántas camas dispone cada estado y con qué personal se cuenta; para saber a dónde enviar a los enfermos en caso de una eventual contingencia grave.
Además, agregó, también nos ayudará a conocer qué más hace falta comprar en los próximos meses y estar preparados para el invierno venidero.
Medidas a tomar
El secretario de Salud adelanta que una de las principales medidas que se adoptará en invierno será abrir las instituciones de salud a todo el público, para que el IMSS, ISSSTE, secretarías de Salud federal y estatal, así como Pemex, Marina y la Defensa Nacional atiendan a la población sin importar si están afiliados o no a esos sistemas de salud.
También adelantó que dependiendo cómo se presente el número de casos de la influenza H1N1, se prevé cancelar cirugías selectivas y dar de alta previa a pacientes hospitalizados para que se recuperen en sus casas.
Comenta que las instituciones podrían contratar a los estudiantes de Medicina y de Enfermería para apoyar en la atención de enfermos.
Además de que el gobierno federal también podría echar mano de la infraestructura médica privada de ser necesario y de especialistas que laboran en estos lugares. Es decir, neumólogos, infectólogos y pediatras.
“Para ello, requerimos saber dónde están desde ahorita dichos especialistas”, expresó el secretario de Salud.
Sobre las denuncias que hizo el personal médico durante la contingencia, de falta de batas y guantes, Cordova aseguró que se comprarán más, pero adelantó que en el caso de los cubrebocas se racionalizará más su uso, porque es lo que más rápido se agota, por ello sólo se recomendará su uso para personas enfermas con el virus, o aquéllas que se encuentren en grandes aglomeraciones.
Modelo a seguir
El Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) se convirtió en el modelo a seguir para el resto de los hospitales, por la atención que brindó a los pacientes con el virus de la influenza H1N1, en los meses de abril, mayo y en lo que va del presente año.
El director médico de este instituto, Édgar Mondragón Armijo, reconoce que al principio el virus los sorprendió, pero ante la contingencia tuvieron que reconvertir algunas áreas y organizarse.
El especialista recuerda que en los días de mayor crisis se tuvo que recurrir al apoyo de los médicos residentes porque se incrementaron las consultas de primera vez, además que hubo trabajadores quienes por temor a lo desconocido pidieron licencias para ausentarse, pero, aclara, fueron los menos. Asegura que la mayoría de los médicos, enfermeras y laboratoristas trabajaron horas extras.
En la contingencia, indica, se atendieron a 44 personas, y se quedó un pabellón más preparado por si se requería aislar a más enfermos.
Durante un recorrido por las salas de urgencia, hospitalización y terapia intensiva, los responsables de las mismas, afirmaron que todos los días se aprende del comportamiento de este virus, pero lo más importante es que el personal de salud cuente con la capacitación en el manejo del H1N1, de los insumos y el equipo funcionando.
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