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Las grietas siempre han estado ahí, “y hemos tenido que aprender a vivir con ellas”. Así lo dicen habitantes de las colonias Lomas de San Lorenzo, Peñón del Marqués y Santa Cruz Meyehualco, en la delegación Iztapalapa, quienes heredaron de las primeras familias que se asentaron ahí hace más de 30 años, las dificultades de vivir en un lugar donde la tierra puede abrirse en cualquier momento, sobre todo en época de lluvias. Y se las han tenido que arreglar con el apoyo mínimo o nulo de las autoridades.
Lina María Segundo, quien dejó su hogar luego de que sufrió daños por la grieta que rompió un ducto de Pemex en julio de 2007 cuenta que su casa “la construyeron mis tíos y mi abuela, ellos reparaban las fisuras. Después tiraron la casa y la volvieron a levantar porque ya estaba muy mal”.
Por más de tres décadas los vecinos han sido testigos de los daños que la naturaleza causa en sus viviendas y en las calles, y que ha cobrado vidas, como ocurrió el 7 de julio de 2007 con Jorge Alejandro Ramírez, quien al acercarse a mirar el socavón que se abrió en la esquina de las calles Vistahermosa y Guadalupe Victoria, en la colonia Lomas de San Lorenzo, cayó y murió.
“Fue ahí —comenta el señor Francisco Ibarra, señalando la esquina de la tragedia— por donde va pasando la señora. Los de Protección Civil ya pusieron vallas, nadie puede pasar por aquí pero a la gente le vale”.
Recuerda que la barda de su casa, en la esquina de Flor del Río y Vistahermosa, se vino abajo y la banqueta se hundió. Tuvo que rellenar con costales de grava. La delegación sólo apoyó con la colocación de la banqueta, dice, y que ahora tiene nuevos agrietamientos.
Un año después, solicitó al Instituto de Vivienda del Distrito Federal (Invi) un préstamo para reparar los daños en su casa, pero se lo negaron.
No le dan escrituras
La familia de Lina García Segundo es una de las 14 reubicadas después de que Protección Civil declaró como inhabitable su vivienda.
El 15 de julio de 2007, el Invi entregó a cada familia un departamento en la colonia Esperanza, delegación Cuauhtémoc, pero nunca les dieron documento alguno que les permitiera acreditar su propiedad.
“Llevamos dos años aquí y no tenemos respuesta concreta del Invi, no nos dan ningún papel, nada más nos traen a puras vueltas. Nos dicen: ‘Si ya están viviendo ahí, ¿cuál es la preocupación?’; pues la preocupación es que no sabemos si mañana vienen y nos sacan. ¿Con qué decimos que es de nosotros si no tenemos nada que lo compruebe?”.
A la fecha, ninguna de las familias ha sido molestada, pero asegura que viven preocupadas pues sólo tienen las escrituras del predio que habitaban en San Lorenzo, pero las casas fueron demolidas. “Tenemos las escrituras y acordamos no entregarlas a la autoridad hasta que nos den las de los departamentos. El día de la catástrofe nos dijeron: ‘Les vamos a dar las llaves y en diciembre se les entregan sus escrituras’, pero a la fecha no tenemos nada. Ni siquiera tenemos un convenio firmado, eso es lo que nos preocupa”.
Ellos fueron los únicos damnificados a quienes se les reubicó con un subsidio al ciento por ciento. De acuerdo con Lina, a otras familias reubicadas les dieron créditos.
“Supimos que Pemex pagó los departamentos, por eso no sé qué estén esperando para darnos las escrituras”, se quejó.
No dejarán su hogar
El 22 de junio apareció otra grieta en San Lorenzo, pero esta vez no hubo pérdidas. Los vecinos dicen estar preocupados por los daños, aunque otros afirman no tener miedo:
“Siempre hemos vivido con las grietas, ya nos acostumbramos, pero le exigimos a las autoridades que se ocupen del problema”, dice Carmen Cruz, coordinadora del Comité de Seguridad de la primaria Profesor José Romero y Fuentes.
Ante esa situación, el 26 de junio y 3 de julio la Protección Civil del DF impartió a los vecinos dos talleres para formar brigadas.
Los instructores mostraron los antecedentes del lugar donde viven: “Ustedes llegaron a vivir donde las grietas siempre han existido y no se van a acabar”, se les dijo.
Con cuestionarios, los colonos identificaron las características y puntos de riesgo en sus viviendas, y con esa información diseñaron un plan para cada familia. Pese a que esos cursos fue una petición de decenas de vecinos al titular de la Secretaría de Protección Civil local, Elías Miguel Moreno Brizuela, sólo cinco personas asistieron.
Jaime Ocaranza, coordinador del Centro de Monitoreo de Fracturamiento del Subsuelo de Iztapalapa, dijo que dos de los principales factores que inciden en la aparición de grietas en colonias como Lomas de San Lorenzo, Santa María Aztahuacán, Peñón del Marqués, Santa Cruz Meyehualco y San Lorenzo Tezonco, son las diferencias entre los materiales del subsuelo y la extracción excesiva de agua.
“Las capas arcillosas contienen mucha agua y se comprimen fácilmente; la carga de las construcciones acelera la compresión de las arcillas y las deforma. Hay capas de suelo duro a gran profundidad que soportan el peso sobre la superficie, pero no son uniformes, hay espacios entre ellas y ahí es también donde se fractura el subsuelo”, explicó Jaime Ocaranza.
Mapa de zonas peligrosas
Las colonias Ermita Zaragoza, Peñón del Marqués y Lomas de San lorenzo, en Iztapalapa; Peñón de los Baños, en Venustiano Carranza y el pueblo de Tulyehualco, en Xochimilco, son consideradas zonas de alto riesgo.
Hasta junio pasado, la mayor concentración de fracturamientos del subsuelo se encontraba en Iztapalapa, con 49 “familias de grietas”, seguida de Venustiano Carranza, con 22 y Tláhuac, con 12. Una “familia de grietas” se compone de una grieta principal con varias ramificaciones.
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