Se disparan secuestro y extorsión de migrantes.

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La agrupación Ángeles del Desierto de búsqueda y rescate de indocumentados recibía de 12 a 16 llamadas de auxilio al mes, pero en las últimas tres semanas éstas se dispararon hasta 300, informó el director y fundador del organismo, Rafael Hernández.

“Esto se debe a que la delincuencia que opera en todo el país, pero especialmente en las fronteras, ahora se dedica más al secuestro y extorsión de personas y familias enteras que intentan cruzar a Estados Unidos”.

Dijo que los reportes han llegado de República Dominicana, Ecuador, Colombia, Nicaragua y otros países centroamericanos, aunque la mayoría son del país.

El arzobispo de Tijuana y coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Rafael Romo Muñoz, denunció que cada vez es más común que criminales se hagan pasar por coyotes o guías de migrantes para asaltarlos y asesinarlos en despoblado.

La mayoría de las víctimas, agregó el director de Ángeles del Desierto, intentaron cruzar por el desierto de Arizona, aunque también toman las rutas de Nuevo México y California, así que de haber fallecido en el intento los cuerpos podrían encontrarse a lo largo de la línea fronteriza con México.

Desde finales de la semana pasada, voluntarios de la agrupación están en la zona desértica donde buscan a los migrantes. “Apenas el lunes y martes pasados realizaron varios sobrevuelos para ubicar las zonas que recorrerán en los próximos días. En lo que va del año la agrupación rescató los cuerpos de 19 personas que fallecieron en el desierto ubicado en territorio estadounidense”.

Entre los desaparecidos que son reportados, dijo que al menos 10% de éstos son mujeres, incluso hay algunos niños que fueron llevados por sus padres en el intento de alcanzar el “sueño americano”.

Testimonios de sobrevivientes han reportado a la agrupación la presencia de una familia completa (mamá, papá, un niño y una niña) en el desierto. Sus cadáveres han sido vistos en una de las rutas más utilizadas del desierto de Arizona. Otra de las llamadas refiere la ausencia de otra familia que incluye padre, uno de sus hijos y un sobrino.

Las desapariciones de migrantes pudieron haber ocurrido hace semanas, meses y hasta años, pero al conocer la existencia de Ángeles del Desierto renació en los familiares la esperanza de saber la suerte que corrieron sus seres queridos.

Antes habían acudido a otras instancias del gobierno, donde no se les dio ninguna expectativa, dijo el activista.

Víctimas de engaños

El arzobispo de Tijuana, Rafael Romo Muñoz, explicó que las casas de apoyo a migrantes instaladas a lo largo de las fronteras norte y sur del país, así como las ciudades que se encuentran en las rutas migratorias, documentaron los testimonios de testigos y víctimas de estas prácticas.

Reconoció que la mayoría de los secuestros ocurren en Tabasco, Chiapas, Oaxaca y Veracruz, y en su caminar por esta frontera hacia Estados Unidos.

“Por su vulnerabilidad, su movilidad y el temor de sufrir represalias, las víctimas rara vez presentan alguna denuncia ante las autoridades, y así se convierten en los blancos ideales para que este crimen siga cometiéndose con impunidad”.

Autoridades y representantes de organizaciones no gubernamentales coinciden en que la presencia de bandas criminales en las rutas migratorias es cada vez más frecuente y el número de víctimas se ha incrementado en los últimos meses.

La Pastoral de Movilidad Humana de la Iglesia católica contabilizó el secuestro de 9 mil migrantes en las rutas fronterizas, incluidas las ciudades que están en su paso.

Rafael Romo Muñoz detalló que el reporte corresponde al periodo de octubre de 2008 a abril pasado, pero aunque ya pasó más de medio año, el fenómeno sigue el mismo ritmo.

Explicó que estas prácticas no son recientes, pero hace cuatro años no ocurrían con la magnitud con que se registran actualmente. En ese entonces fue planteado ante la Organización de las Naciones Unidas por el relator de Migración y Derechos Humanos, el investigador emérito de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), Jorge Bustamante.