Micheletti quiere informe del Congreso sobre el golpe.

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La comisión del gobierno de facto de Honduras, liderado por Roberto Micheletti, propuso ayer que sean su representación y la del depuesto mandatario Manuel Zelaya en la mesa de diálogo las que decidan la solución a la crisis del país, con base en informes del Congreso y la Corte Suprema.

La propuesta consiste en que ambas instancias presenten a las comisiones de diálogo un informe sobre los antecedentes del golpe de Estado del 28 de junio pasado, que serviría de fundamento a la decisión, según dijo a periodistas Armando Aguilar, miembro de la comisión de Micheletti. Aguilar hizo sus declaraciones tras un receso en el diálogo, que se reanudó ayer por la tarde con un único tema sin resolver: la restitución de Zelaya.

La solución de la crisis pasa por el regreso del depuesto mandatario a Honduras, que es el punto que no se ha podido resolver. Ayer mismo, en una nueva andanada de críticas, el gobierno de facto acusó a Zelaya de “inciatar a la insurrección”

Por otro lado, en un hecho que podría allanar el camino para un acuerdo, el gobierno de facto publicó un decreto que revoca restricciones a las libertades de prensa, asociación y circulación, una decisión que ya había sido anunciada en octubre pero no había sido concretada.

Al respecto, Zelaya dijo estar “satisfecho por la derogación del decreto y también por la reapertura de Radio Globo”, que reinició ayer sus operaciones, luego de que sus instalaciones fueran clausuradas el 28 de septiembre al amparo del decreto que invalidaba las garantías.

Zelayistas insisten

A unos pocos metros del hotel donde los negociadores intentaban acercar más sus posiciones, unos 50 partidarios de Zelaya se reunieron para insistir en la restitución de su líder, bajo la mirada de policías desde la acera de enfrente. “Yo creo que hay que tener esperanzas pero pienso que Micheletti sólo quiere ganar tiempo”, afirmó el médico Arnaldo Pagoada, un seguidor de Zelaya que participó de la protesta.

La mesa de diálogo retomó una propuesta del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, que tiene a la restitución al poder de Zelaya como parte medular.

Mientras los negociadores tratan de llegar a una solución, se acercan las cruciales elecciones presidenciales del 29 de noviembre, convocadas antes del golpe de Estado y que representan la apuesta del mandatario de facto para pasar la página de la crisis que vive el país.