Nuevas reglas para Wall Street y ricos.

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Tras uno de sus peores días desde que llegó a la Casa Blanca, el presidente Barack Obama recomponía ayer fuerzas y el ánimo para advertir al Congreso que un retraso en la aprobación del plan de estímulo económico que debate el Senado “convertiría la crisis en una catástrofe”, mientras anunciaba una serie de restricciones que pretenden meter en cintura a los banqueros y altos ejecutivos de Wall Street con topes a los salarios y bonos que no podrán superar los 500 mil dólares cuando éstos fondos provengan de las ayudas del Estado.

“Si queremos recuperar las bases de nuestro sistema financiero, primero tenemos que restaurar su credibilidad”, aseguró el presidente al dar a conocer las nuevas reglas del juego que los ricos y poderosos en Wall Street tendrán que obedecer para evitar la furia presidencial y, sobre todo, no ser excluidos de los futuros paquetes de rescate:

“Esto es América. Nosotros no desdeñamos la riqueza ni criticamos a nadie por tener éxito. Pero lo que tiene a la gente furiosa, y es comprensible, son los ejecutivos a quienes se premia por sus fracasos. Especialmente cuando esos premios están subsidiados con dinero de los contribuyentes”, dijo Obama al lanzar un mensaje a quienes hace una semana calificó de sinvergüenzas por haber mantenido sus privilegios en época de vacas flacas.

La gota que derramó el vaso de agua fue el caso que sacó a relucir Obama para dejar en evidencia a altos ejecutivos de Citigroup que estaban a punto de adquirir un avión de la marca Dassault, valorado en 50 millones de dólares, mientras el banco sólo destinaría 80% de las ayudas recibidas a otorgar créditos.

La regañina y restricciones de Obama a los “gatos gordos” de Wall Street se convirtió ayer en punta de lanza de una estrategia que buscará contrarrestar los ataques de un irreductible grupo de republicanos que se resisten a apoyar su plan de estímulo económico en el Senado. La negativa de los republicanos a un plan que ya suma los 900 mil millones de dólares ha obligado al presidente Obama a trabajar a marchas forzadas para recabar el apoyo y los votos a una iniciativa que podría marcar la diferencia en el inicio de su mandato.

“Dentro de cinco o nueve años, la gente va a juzgar mi mandato por mi capacidad para sacar al país de esta crisis”, aseguró Obama al reconocer que la aprobación de este paquete estímulo es vital para tratar de atajar la sangría de fuentes de empleo.

Obama dejó ayer en claro que su decisión de aceptar algunas ideas y sugerencias que le han hecho llegar los republicanos, no va a pasar por un mayor recorte de impuestos que sólo beneficiarían a los grandes capitales.

Comentario:

No es posible que los ejecutivos sigan sirviéndose con la "cuchara grande", mientras el mundo sufre una crisis de la que no se sabe todavía cuando saldrá.