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La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó ayer (219 votos a favor y 212 en contra), la versión del Senado de la iniciativa de reforma de salud del presidente Barack Obama.
Obama logra así una histórica victoria, que permitirá extender la atención médica a casi 31 millones de ciudadanos. De acuerdo con The New York Times, la votación sólo es comparable con el establecimiento del Medicare y la Seguridad Social. “Esta es el acta de los derechos civiles del siglo 21”, dijo el representante James E. Clyburn, de Carolina del Sur, el tercer demócrata en importancia en la Cámara.
A fin de que entre en vigor la iniciativa sólo hacen falta dos pasos: que el Senado apruebe los cambios pactados con la Cámara Baja sobre su propia propuesta, y que el presidente firme la ley.
El proyecto se trasladará al Senado y no se esperan grandes contratiempos para su aprobación, en el marco de un proceso llamado “reconciliación”: son necesarios 51 votos y los demócratas cuentan con 59, un margen suficientemente amplio.
Tras la votación de anoche, el presidente Obama tenía prevista una declaración desde la sala Este de la Casa Blanca, reservada para los acontecimientos formales.
Los representantes se reunieron desde en la mañana y dieron después inicio al debate y votación de la reforma sanitaria de Obama. Desde antes de la votación, los demócratas confiaban en la victoria. “Tenemos los votos. Hoy haremos historia”, aseguró el representante John Larson.
La reforma aprobada por la Cámara Baja tiene un costo aproximado de 940 mil millones de dólares para un periodo de 10 años, aunque, según un estudio de la Oficina del Presupuesto del Congreso, en ese lapso el déficit presupuestario se reducirá en 138 mmdd. El proyecto permitirá la compra de seguro médico con subsidios en un plan de intercambios, prohibirá a partir de 2014 la negación de cobertura a personas con condiciones prexistentes de salud y permitirá que los hijos sigan los planes médicos de sus padres hasta alcanzar los 26 años, entre otras cosas.
Con la victoria alcanzada por Obama será posible ahora arreglar un sistema sanitario que ya hace aguas por todos lados y que las presidencias de varios mandatarios, entre ellos Teodoro Roosevelt y Bill Clinton fueron incapaces de reformar. La hazaña de los demócratas ha sido posible tras casi un año de batallas legislativas y luego de que el mandatario tomara en sus manos las riendas de la negociación.
Un arduo proceso
El presidente se enfrascó hasta últimas horas de ayer en una serie de llamadas telefónicas para vencer las resistencias que, desde su propio partido, amenazaban con sabotear las negociaciones. Obama fue al Capitolio para reunir apoyo y llamó a los demócratas de la Cámara a “levantarse” y llevar adelante lo que reconoció podría ser una votación políticamente difícil, con miras a las legislativas de noviembre.
“Sé bajo qué presión están”, dijo Obama a los demócratas. “Este es uno de esos momentos. Esta es una de esas veces en las que pueden decirse a sí mismos honestamente: ‘Maldición, esto es exactamente por lo que vine aquí’”, señaló.
En el marco de los acuerdos de última hora, el presidente se comprometió a firmar una orden ejecutiva que reafirma la ya vigente prohibición de abortos con financiamiento de fondos públicos, lo que le permitió contar con el respaldo de los demócratas conservadores.
Nada más hacerse público el compromiso presidencial, el líder del grupo demócrata conservador, Bart Stupak, compareció en rueda de prensa para confirmar lo que tenía previsto convertirse en certeza en el transcurso de la noche: “Este proyecto será aprobado…”.
De esta forma los demócratas se garantizaron los 216 votos necesarios para la aprobación final. “Estamos sobre los 216”, votos para el proyecto de ley de salud, había dicho Stupak al anunciar el acuerdo.
Como era de esperarse, la victoria que los demócratas empezaron a festejar incluso antes de la votación fue objeto de ataques republicanos que acusaban a la Presidencia de Obama de “hipotecar a las futuras generaciones de estadounidenses”. “Los demócratas han conseguido darle vida a un Frankenstein fiscal”, dijo el republicano Lincoln Díaz-Balart, al considerar que con la victoria demócrata “se ha dado un paso decisivo para debilitar más a EU”. (Con información de agencias)
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