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Paleontólogos sudafricanos identificaron una nueva especie de homínido de hace casi dos millones de años, que arroja luz sobre la evolución de la especie humana y puede ser un eslabón entre el hombre-mono sudafricano (Australopithecus africanus) y los primeros hombres.
El hallazgo, publicado este jueves en la revista científica Science, fue posible gracias a dos esqueletos -de un niño y una mujer- encontrados en 2008 en una cueva de la región sudafricana de Sterkfontein, a 40 kilómetros de Johannesburgo, declarada cuna de la humanidad por la gran cantidad de fósiles que alberga.
La nueva especie, bautizada Australopithecus sediba "puede muy bien ser la piedra roseta que nos permita comprender el origen del género Homo", declaró a Science el autor principal del estudio, el paleontólogo Lee Berger, de la universidad sudafricana de Witwatersrand.
Berger explicó que por su morfología los esqueletos comparten características tanto con el Australopithecus africanus como con los primeros miembros del género Homo, en particular el Homo erectus y el Homo ergaster.
Y subrayó la gran importancia del descubrimiento porque viene a colmar un vacío en el tiempo, ya que los restos, de entre 1.78 y 1.95 millones de años de antigüedad, datan de un periodo del que casi no existen registros fósiles.
''El ‘eslabón perdido' tenía sentido cuando podíamos comparar los fósiles más antiguos con los más nuevos'', explicó el paleontólogo Richard Potts, del Smithsoniano, pero ahora los investigadores saben que hay una mayor diversidad de ramas en el árbol genealógico de la familia humana que una sola línea recta.
"Tenemos un buen registro fósil de los homínidos hace más de 2.1 millones de años, y satisfactorio para hace 1.6 millones de años, pero la época entre 1.8 y 1.9 millones de años ha sido realmente un agujero negro", señaló.
Anatomía del Australopithecus sediba
Los esqueletos revelan un cerebro muy pequeño y unos brazos muy largos, propios de los australopitecos, pero también una cara muy avanzada, con una nariz y dientes pequeños, una pelvis para caminar erguido, piernas largas y una cavidad craneal similar a la de homínidos muy posteriores como el Homo erectus o el Homo habilis, añadió.
Según Berger, estamos ante una nueva especie porque "nunca hemos visto esta combinación de rasgos en ningún homínido".
El Australopithecus sediba tenía una estructura ósea similar a la de las primeras especies de Homo, pero la empleaba más bien como un Australopithecus, la más famosa de las cuales es "Lucy", hallada en Etiopía en 1974 y que vivió un millón de años antes, señala el estudio.
Esto indica que la transición de los primeros homínidos, que vivían en árboles, al género Homo plenamente bípedo ocurrió en etapas lentas y que primero emergieron varias especies similares a la de Homo, señala el estudio.
"Estos fósiles nos permiten atisbar un nuevo capítulo de la evolución humana en un periodo crítico, cuando los homínidos cambiaron su dependencia de la vida en los árboles por la vida sobre tierra", dijo Berger.
La nueva especie, cuyo nombre significa "fuente" en el idioma sudafricano seSotho, comparte más rasgos con los primeros Homo que cualquier otro australopiteco y por ello puede ser su antecesora o estar emparentada con un antecesor que coexistió durante un tiempo con el Homo, explica el estudio.
Sudáfrica, cuna de la humanidad
Los dos esqueletos fueron encontrados el uno al lado del otro en un buen estado de conservación en depósitos de sedimentos de la erosionada cueva de Malapa, adonde fueron arrastrados por un alud, lo que indica que su muerte se produjo por la misma causa poco antes, señala en otro estudio en Science el geólogo australiano Paul Dirks.
Según el científico, el entorno en el que habitó el Australopithecus sediba era muy similar al de hoy, con llanuras verdes y valles boscosos, aunque los ríos fluían en distintas direcciones y el paisaje era cambiante.
Los investigadores, que identificaron también en la cueva los fósiles de 25 especies de animales, entre ellos gatos diente de sable, antílopes, una hiena, un gato salvaje y un caballo, sospechan que el lugar, que tenía decenas de metros de profundidad, fue una trampa mortal para animales en busca de agua.
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