Obama enviará más soldados.

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Aún sin pronunciar su esperado discurso sobre Afganistán, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ya ha dado las primeras órdenes para el despliegue de un nuevo contingente que podría llegar hasta los 34 mil efectivos, como parte de su nueva estrategia militar en ese frente de la guerra contra el terrorismo de Al-Qaeda.

Según confirmó ayer el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, el presidente Obama decidió comunicar su decisión a los mandos militares a última hora del domingo pasado, tras una ronda de conversaciones con su Consejo de Seguridad Nacional, con distintos aliados de la OTAN como Francia y el Reino Unido, así como con el presidente de Rusia, Dmitri Medvedev.

“El Comandante en Jefe ya ha dado las primeras las órdenes”, dijo Gibbs.

Fuentes del Pentágono han confirmado que un primer contingente de 9 mil marines será movilizado en los próximos días para reforzar la estrategia contrainsurgente en la convulsiva provincia de Helmand, al sureste de Afganistán, donde se ha hecho fuerte un importante bastión talibán. “De lo que se trata es de garantizar que en Afganistán la insurgencia talibán no pueda ofrecer refugio a la red terrorista Al-Qaeda”, añadió Gibbs.

Este primer contingente será la avanzada de un mayor despliegue de efectivos que podría rondar los 34 mil efectivos en un plazo de entre 12 y 18 meses. Los detalles de la nueva estrategia militar en Afganistán, filtrados a cuentagotas a distintos medios de comunicación, han precedido al mensaje que Obama dirigirá hoy a la nación desde la Academia West Point en Nueva York.

El anuncio con los detalles de la nueva estrategia se producirá tras un proceso de reflexión de casi cuatro meses, que ha sacado a flote profundas contradicciones y críticas contra el gobierno, por el envío de unos refuerzos que, en el más modesto de los escenarios, supondrá una erogación de 75 mil millones de dólares anuales.

Las críticas, que han comenzado a multiplicarse tanto desde el bando demócrata como del republicano, han dejado en evidencia el menguante apoyo hacia una guerra que supera los 440 mmdd desde el 2001. Además, han hecho patente el creciente rechazo del ala más liberal del Partido Demócrata, que insiste en la necesidad de poner fin a la guerra en Afganistán. “Autorizar un mayor contingente es completamente inaceptable”, consideró la demócrata por California Barbara Lee al advertir que el envío de más soldados sólo supondrá una escalada de la violencia terrorista.

Al escaso entusiasmo de algunos demócratas se suman las crecientes preocupaciones de una guerra que se ha convertido en una pesada losa en el déficit presupuestario, y que ha generado una serie de iniciativas como la propuesta respaldada por un bloque bipartidista para la creación de un “impuesto de guerra”, a fin de que los más ricos contribuyan con los gastos del despliegue militar en Afganistán.

En medio de estas presiones, Obama se dispone a pronunciar un discurso que intentará justificar no sólo el envío de más tropas, sino ofrecer un umbral de éxito y una opción de salida a los casi 100 mil efectivos que permanecerán en Afganistán.

“Los estadounidenses escucharán al presidente comentar claramente que esto no es ilimitado y que es lo que debe hacerse para que los afganos asuman finalmente la responsabilidad de asegurar su país”, dijo Gibbs, al añadir que la administración confía en que las fuerzas armadas puedan abandonar Afganistán para el año 2017 o 2018.