Noticia:
Empresarios, profesionales y líderes políticos panameños protestaron hace unos días con muestras de rechazo a una reforma en materia de seguridad que promueve el gobierno del presidente Martín Torrijos.
Los manifestantes señalaron que el gobierno pretende "retomar conceptos autoritarios y militaristas".
Las reformas serían aprobadas mediante decreto ejecutivo, luego que la Asamblea Nacional otorgara facultades extraordinarias a Torrijos para legislar mediante esa vía en temas específicos, entre ellos las leyes sobre seguridad.
Las reformas incluyen la creación del Servicio Aeronaval y el Servicio Nacional de Fronteras, y allanan el camino para que un militar de carrera dirija la Policía Nacional.
Asimismo, establecen el Servicio Nacional de Inteligencia y Seguridad, que tendrá la misión de facilitar al presidente informaciones que permitan prevenir y evitar cualquier peligro contra la integridad territorial y los intereses nacionales. Este último es uno de los puntos más criticados por los opositores, que sostienen que abrirá las puertas al "espionaje".
Es un documento hecho con saña, mala fe, con el propósito de reprimir a los ciudadanos sin ninguna distinción, según los manifestantes. Eso que se nos diga que se quiere reprimir el narcotráfico y crimen sin una participación ciudadana es falso.
Nos quieren hacer un cerco para que no podamos levantar la voz, es el sentir de los manifestantes.
Torrijos ha defendido con vehemencia las reformas, bajo el argumento de que su objetivo es adecuar las instituciones de seguridad para enfrentar con éxito al narcotráfico y el crimen organizado.
Si queremos preparar al país para hacerle frente a las nuevas modalidades de la delincuencia, es necesario adecuar y modernizar las instituciones del Estado, ha señalado reiteradamente Torrijos.
El gobierno lleva adelante un periodo de consulta con diversos sectores previo a la aprobación de las reformas. Se estima que éstas serían aprobadas antes que concluya el periodo de vacaciones del legislativo, el 1 de septiembre.
Comentario:
Me parece que hay demasiada desconfianza hacia una reforma que aún no prueba su efectividad. El espionaje en un problema tan grave como el narcotráfico es muy necesario. Utilizar "lugares comunes", como decir que estamos frente a la antesala del autoritarismo y el militarismo, es poco objetivo.
Un ejemplo es el caso de mi país, México. El presidente Felipe Calderón está utilizando al ejército para combatir al narcotráfico y, si bien es cierto que la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha documentado casos de excesos por parte del ejército mexicano, estos no son la regla, sino más bien la excepción.
De cualquier manera, es muy aplaudible organizar manifestaciones para advertir sobre una posibilidad de caer en excesos, pero al mismo tiempo hay que presentar iniciativas que sean concretas y pácticas. De la simple sospecha no se puede partir.
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