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El cambio soy yo. O están conmigo o están en mi contra”. Esa es la lectura que hace el psicólogo social Esteban Laso sobre las expresiones tajantes que Rafael Correa emplea en sus intervenciones públicas.
Un ejemplo de ello ocurrió el sábado anterior en su cadena radial, cuando exhortó a los jóvenes de la Universidad Católica de Guayaquil que estaban con él en el auditorio a que “arreglen” la pugna que se daba en las afueras del centro educativo con los partidarios del No para el próximo Referéndum: “ustedes son 400 y ellos son 50”, apuntó.
Según el experto, esta fue una incitación explícita a la confrontación, pero aclara que estos pronunciamientos no son efecto de la coyuntura política del país, pues recuerda que cuando era candidato presidencial o ministro de Economía, Correa ya fue muy vehemente y explosivo en sus declaraciones.
El experto en comunicación, León Espinoza, afirma que la actitud del Jefe de Estado no es fruto de la casualidad sino de una tradición política agresiva que ha tenido el Ecuador. Y señala los casos de León Febres Cordero, Jaime Nebot y Alfonso Harb quienes, según él, son la clara evidencia de la violencia verbal.
Pero agrega que la disyuntiva entre los votos por el Sí y por el No para el Referéndum han acentuado estas posturas. Además aclara que en el análisis del discurso del Presidente se debe tomar en cuenta la acción y la reacción: “Él sabía que había una acción provocativa (de los estudiantes que apoyan el No). Entonces reaccionó pero sin una responsabilidad directa, pues los detractores debían buscar un escenario propicio para exponer sus tesis”, dice.
Para Espinoza, las referencias textuales del Primer Mandatario pretenden provocar una mayor adhesión de los militantes y llamar la atención de los opositores para mitigar sus acciones detractoras.
Ese, sostiene, es un recurso que se ha utilizado, sobre todo, en momentos de tensión como la actual campaña electoral.
En cambio, Laso insiste en que las palabras de Correa buscan afianzar su posicionamiento de líder. En este sentido dice que es normal que la gente reaccione ante los apelativos o ante las incitaciones del Presidente y pronostica que las confrontaciones continuarán, pues mientras más se aproxima el 28 de septiembre, se caldean más los ánimos de los ciudadanos.
Comentario:
Si ya están acostumbrados a este tipo de actitudes y lenguaje los ecuatorianos, está bien. Sin embargo, hacia el exterior, el mandatario no puede comportarse de la misma manera, porque, para el caso concreto de México, existe un protocolo y una determinada forma de hablar. El ex presidente Vicente Fox trató de cambiar las cosas, usando un lenguaje diferente y la verdad, le fue bastante mal con la opinión general de los ciudadanos.
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