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jueves, 6 de noviembre de 2014

Líderes republicanos del nuevo Congreso de EU adelantan agenda.

Washington
Los líderes republicanos del nuevo Congreso que EU inaugurará en enero, John Boehner (Cámara de Representantes) y Mitch McConnell (Senado), adelantaron hoy su agenda legislativa en una carta publicada en el Wall Street Journal.
Revocar la reforma sanitaria, modificar la política impositiva, enfrentar la amenaza yihadista, promover las escuelas particulares subvencionadas, y reducir la deuda pública serán las prioridades del nuevo Congreso controlado por los conservadores.

"La clase media estadounidenses está claramente frustrada por la creciente falta de oportunidades, el estancamiento de los salarios, y un Gobierno que parece incapaz de hacer las tareas más básicas", diagnosticaron los republicanos tras la rotunda derrota que su partido infligió a los demócratas en las elecciones legislativas del martes.

La reforma sanitaria de Barack Obama, aprobada cuando los demócratas controlaban ambas cámaras en 2010, es la norma de la legislatura más significativa de su Presidencia y también la que suscita una oposición más acérrima entre la oposición, conjurada ahora en buscar su retirada.

"Renovamos nuestro compromiso en revocar el Obamacare (como se conoce popularmente la reforma), que perjudica al mercado laboral y también a la atención sanitaria de los estadounidenses", subrayan en su misiva conjunta.

Asimismo, entre los "retos más acuciantes" que deberá abordar el nuevo Congreso, sitúan "los costes en Sanidad que continúan aumentando bajo una ley totalmente fallida que los estadounidenses nunca apoyaron".

En su larga carta destaca una ausencia clave: ni una sola referencia a la inmigración, tema clave de la Presidencia de Barack Obama, que no ha podido sacar adelante su prometida reforma por el bloqueo republicano en la Cámara de Representantes.

Ante el obstruccionismo de la oposición, y consciente de que el voto latino es vital para el futuro candidato demócrata de 2016, Obama ha prometido medidas unilaterales que emanarán de su poder ejecutivo para antes de que acabe el año y que cuentan con el rechazo republicano antes incluso de conocerse.

Los líderes del nuevo Congreso, ante un electorado preocupado por que las futuras generaciones vivan por primera vez peor que sus padres, aseguran que sus primeras medidas se centrarán en la economía y el empleo.

Los republicanos aspiran ahora a aprobar leyes que en su día obstruyó el Senado controlado por los demócratas pero que, sostienen, contaban con apoyo bipartidista. Se trata de leyes que "eliminan barreras para la creación de empleo y reducen los costes energéticos para las familias", señalan.

Permitir que estas medidas salgan adelante sería, en su opinión, "la oportunidad de Obama para empezar los últimos años de su presidencia dando pasos hacia una economía más fuerte".

Entre esas normas destaca la autorización del controvertido oleoducto Keystone XL, para el transporte del crudo de los yacimientos de arenas bituminosas de la provincia de Alberta (Canadá) a las refinerías estadounidenses.

Otras medidas en la agenda republicana son la ley para promover el empleo de veteranos de guerra y acabar con la "excesiva regulación" y las "demandas frívolas" que incrementan, a su juicio, los costes para las familias e impiden el crecimiento de la economía.

La reducción de la deuda pública, uno de sus grandes caballos de batalla, también aparece entre sus prioridades. "Una deuda pública que tiene a los estadounidenses robando de las pensiones y subsidios que sus hijos y nietos nunca verán, y dejándoles cargas que será casi imposible que puedan pagar", señalan.

Boehner seguirá en enero como líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, ampliada tras las legislativas, y McConnell pasará de liderar la minoría de su partido en el Senado a ser el jefe de la nueva mayoría en la Cámara Alta.

"Los escépticos dicen que nada saldrá adelante en los próximos dos años. Como servidores elegidos por el pueblo, haremos nuestro trabajo para demostrar que los escépticos están equivocados", concluyen.

A partir de enero Obama enfrentará sus últimos dos años en la Casa Blanca con el Congreso más hostil de su Presidencia, controlado completamente por los republicanos, que desde que se hicieron con la Cámara de Representantes en 2010 le han impedido cumplir con su ambiciosa agenda legislativa.
Tras el fracaso de los demócratas en su intento por mantener el control del Senado de Estados Unidos, el presidente Barack Obama tendió hoy la mano a los republicanos para "trabajar juntos" durante los dos últimos años de su mandato y dijo estar "deseando" escuchar sus ideas.
Sin embargo, aunque Obama reconoció que "no cabe duda de que los republicanos han tenido una buena noche" y se comprometió a aproximarse "a Mitch McConnell y a John Boehner", recordó que "yo soy el que fue elegido por todo el mundo, no por este estado o este distrito".
El mandatario ofreció una rueda de prensa en la Casa Blanca con motivo de los resultados electorales, que han supuesto una victoria abrumadora del Partido Republicano, que no sólo ha recuperado la Cámara Alta, sino que además se ha hecho con un puñado de gobernaciones estatales que estaban en manos demócratas.

No sin cierta ironía, el líder estadunidense instó al nuevo liderazgo del Congreso a lanzar su agenda política, después de duros años de obstrucción republicana a sus propuestas en la Cámara de Representantes y unos índices de polarización que han batido récords.

"Estoy deseoso de trabajar con el nuevo Congreso para que los próximos dos años sean lo más productivos posible. Estoy comprometido a considerar ideas no por el hecho de que sean de los demócratas o de los republicanos, sino porque funcionen para el pueblo estadunidense", insistió.

El presidente reconoció que los republicanos "tuvieron una buena noche" este martes, en la que además ampliaron su mayoría en la cámara baja, y aseguró haber recibido el mensaje que los estadunidenses emitieron con su voto. "A todos lo que han votado, los he oído. Y a los casi dos tercios de estadunidenses que decidieron no votar, también los he escuchado", dijo el mandatario.

Los estadunidenses "esperan que la gente que ellos han elegido trabajen tan duro como ellos lo hacen a diario. Y yo tengo una responsabilidad única", agregó Obama, como una muestra de propósito de enmienda.

El presidente dijo ser consciente de la demanda de los ciudadanos sobre la necesidad de acortar el distanciamiento que separa a los dos partidos, y confesó haber pecado de inocente al pensar que no tenía que cuidar su imagen y sólo centrarse "en trabajar por la gente".

Obama citó algunos asuntos que pueden ser lugar de encuentro con los conservadores, como el comercio exterior o la reforma tributaria, pero advirtió también de que le llegarán leyes a su escritorio que no estará dispuesto a promulgar por una cuestión de "principios".

"No va a haber una adecuación perfecta, algunas ideas que yo tengo son buenas para la economía pero los republicanos no están de acuerdo, y ellos tendrán ideas que creen que ayudarán a la economía pero yo no creo que ayuden a la clase media", explicó.

"Aun así, puntualizó, considero que habrá áreas en las que podremos estar de acuerdo". Uno de los asuntos de mayor discrepancia será, sin duda, la inmigración, ya que, según reiteró, ante la falta de acción de los legisladores no le queda otro remedio que emprender acciones unilaterales, algo que ejecutará antes de que concluya el año.

Obama aseguró que contactará al futuro líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, y al presidente de la Cámara Baja, John Boehner, "para ver si quieren aprobar una ley" de reforma migratoria, pero lo que no va a hacer es "simplemente esperar" a que actúe el Congreso.

"No tengo dudas, subrayó, de que habrá algunos republicanos que están enfadados o frustrados por cualquier acción ejecutiva que yo pueda tomar. Se trata de gente que se opone profundamente a la reforma migratoria en cualquier forma, y que ha bloqueado la acción en la Cámara Baja".

El propio McConnell también manifestó hoy su deseo de trabajar con la Casa Blanca y rechazó la idea de que vaya a haber "un Gobierno disfuncional" por tener un Ejecutivo demócrata y un Legislativo republicano.

En una rueda de prensa desde su estado, Kentucky, McConnell reiteró que "hay que empezar buscando sobre qué aspectos en común se pueden hacer progresos", aunque insistió en que el Senado volverá "a la normalidad" con su llegada al liderazgo ya que, según consideró, en los dos últimos años no ha hecho bien su trabajo.

Entre los aspectos que traerá a consideración, citó "la revolución energética" que vive Estados Unidos, donde destacó la construcción del polémico oleoducto Keystone XL, que cruza Estados Unidos desde Canadá y sobre el que los demócratas desde hace años se muestran reticentes.

A partir de enero, con la conformación del nuevo Legislativo, comienza un nuevo y último periodo de la era Obama al frente de Estados Unidos, en la que las dos ramas del poder deberán converger sino quieren continuar hundiendo sus índices de aprobación entre los ciudadanos, los más bajos en décadas.

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