Ejército controla el caos chileno.

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Más de 14 mil efectivos militares tomaron el control de las ciudades más afectadas por centenares de individuos dedicados al pillaje después del terremoto que asoló gran parte de Chile el sábado, al tiempo que 79 personas fueron rescatadas de los escombros de un edificio, informaron los bomberos.

La alcaldesa de Concepción, Jacqueline Van Rysselbergher, dijo que “la situación se calmó gracias a la organización de los vecinos, algunos incluso con armas”. La noche del lunes unas 60 personas fueron detenidas por intentos de saqueos, uno con arma de fuego y dos con cuchillos.

Ante la ola de saqueos, la presidenta Michelle Bachelet anunció ayer que se han desplegado 14 mil soldados para controlar el orden público y advirtió que se aplicará “el máximo rigor de la ley” a quienes cometan delitos. El toque de queda se prolongó hasta el mediodía de hoy.

Señaló que ayer mismo debían quedar instalados “los dispositivos de emergencia, los hospitales de campaña, la repartición de víveres esenciales, la entrega de raciones alimenticias”. Comenzaron a ser distribuidas 320 toneladas de alimentos.

La Oficina Nacional de Emergencia informó que el número de muertos por el terremoto y tsunami del sábado aumentó a 796 y que los afectados llegan a los dos millones de personas.

En alusión a algunas críticas por la demora en la ayuda y en el control de la seguridad pública, Bachelet afirmó que “nunca en la historia de Chile” se había sufrido un terremoto de esta envergadura, no sólo por su intensidad, sino por las numerosas localidades que devastó.

“Los pobladores estaban contentos con nosotros, nos aplaudían cuando llegamos”, dijo el cabo Alejandro Casanova.

Los habitantes de Dichato, devastado por el tsunami, recibieron ayer 300 cajas con víveres y agua. La televisión estatal mostró a una mujer que no identificó y que expresó “gracias a Dios ya tengo para comer”, mientras cargaba en su hombro una caja que contiene agua, arroz, leche, tallarines, sopa y alimentos para niños.

Cuadrillas de bomberos comenzaron una operación rastrillo en busca de cadáveres que podrían estar aún bajo los escombros, mientras militares armados y en traje de camuflaje, vigilaban la distribución de los alimentos.

Comandos militares con puentes mecano, bencina y alimentos iniciaron junto a cuadrillas civiles la reconstrucción del sur de Chile. Una caravana de 50 camiones con material de construcción y vituallas ingresó a Concepción, mientras hombres, mujeres y niños subían a los techos de sus casas y botaban murallas, en un intento por recomenzar sus vidas, interrumpidas ante la furia de la naturaleza y los saqueos que luego asolaron Concepción, Lota, Coronel y Tomé, entre otras urbes.

El gobierno estima que 500 mil casas fueron dañadas y muchos aún están incomunicados. La propia policía se comunica enviando mensajes en papel con lugareños que viajan de un pueblo a otro, en zonas como Coelemu y Cobquecura. “Así estamos”, dijo el cabo Jorge Bustos.

Hillary ayuda

La secretaria de Estado de EU, Hillary Clinton, se reunió con Bachelet y le entregó inicialmente 25 teléfonos satelitales, a los que se agregaron otros 40, dijo el vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley. Señaló que la ayuda incluye además ocho sistemas de purificación de agua, una unidad hospitalaria móvil, una máquina autónoma para diálisis, generadores eléctricos, equipos médicos y puentes portátiles.

La ONU pidió respeto a la capacidad de Chile para afrontar la situación y aseguró que su gobierno ha gestionado “muy bien” los problemas generados desde entonces. “Hay que respetar su capacidad para afrontar la situación, y creo que lo ha hecho muy bien”, dijo en una conferencia de prensa la secretaria general adjunta para Asuntos Humanitarios de la ONU, Catherine Bragg, quien reiteró la disposición del organismo a asistir al país en lo que necesite y cuándo lo solicite. “Creo que no se debe exagerar la magnitud de los saqueos, son incidentes aislados”, agregó.