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¿Cómo explicar lo inexplicable? En esa encrucijada debió haber estado Néstor Kirchner y algunos de los funcionarios que salieron en su defensa, antes de argumentar sobre la compra de dos millones de dólares que hizo el ex presidente argentino, valiéndose presuntamente de información privilegiada, días antes de un incremento de la divisa estadounidense, en plena crisis económica global.
La fortuna de los Kirchner no es un secreto para nadie. La pareja cuenta con 46 millones de pesos (12.6 millones de dólares), de acuerdo con su declaración jurada de 2008, misma que dio pie a una denuncia penal por enriquecimiento ilícito y que fue anulada en diciembre pasado por el juez Norberto Oyarbide. Pero para la mayoría de la opinión pública, la compra de tal cantidad de dólares por el hombre que conserva el poder que representa su esposa, la presidenta Cristina, “violó todas las barreras éticas”.
El ex mandatario, en un e-mail al locutor Víctor Hugo Morales, admitió la compra de los dólares y argumentó que “los necesitaba para adquirir el paquete del complejo hotelero” Altos del Calafate, un cinco estrellas que ese año inauguró en la ciudad cercana al Glaciar Perito Moreno y que fue decorado acorde al gusto de la jefa de Estado. “Eso me pasa por tener todo en blanco (declarar impuestos)”, se defendió Kirchner, como si declarar sus bienes fuera una excepción a la regla en la clase política.
La compra de divisa trascendió en una lista publicada en el periódico Clarín, a la que el renunciado presidente del Banco Central, Martín Redrado, había hecho referencia días antes, y en la que el nombre de Kirchner aparece junto al de otros empresarios adquiriendo dólares días antes de que la divisa pegara el salto más importante de los últimos tres años. De inmediato, la Coalición Cívica y la Unión Cívica Radical (UCR) presentaron denuncias penales por “presunta utilización de información privilegiada” y para que se investigue al ex mandatario y a su esposa nuevamente por presunto enriquecimiento ilícito.
Una nueva embestida política que surge directamente de la crisis generada en el Banco Central, donde los Kirchner, en su afán por hacerse de 4 mil 500 millones de dólares de las reservas para conformar el Fondo del Bicentenario, lograron deshacerse de Redrado. “De haber manejado ese tema de otra forma, con más cintura política, esto de la compra de dólares se pudo haber evitado”, explicó a EL UNIVERSAL un miembro del equipo de gobierno.
Mientras el jefe de gabinete Aníbal Fernández defiende a su jefe político atacando a su antecesor, Alberto Fernández, de “haber comprado tierras en El Calafate a un muy buen precio junto a su socia”, el ex fiscal de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido, sostiene que el problema “no es que haya comprado los dólares, sino el uso de la información —porque podría haber sabido que el dólar subiría su precio— y la cuestión de dónde proviene ese dinero con el que compró los dólares”.
Lo que ni Kirchner ni los funcionarios del gobierno que salieron en su defensa aclaran es por qué no transfirió el equivalente de esos 2 millones de dólares a la cuenta de la parte vendedora.
Entre las dudas que afloran ante la respuesta del ex mandatario está la cuestionada declaración jurada que indica que ya en 2008 poseía una cuenta de 4 millones de dólares en efectivo —una forma de ahorro que lo atrajo desde que era universitario, según sus biógrafos— para hacer la operación.
Demasiadas preguntas y puntos oscuros para los millones explícitos de la “primera fortuna del país”, teniendo en cuenta la investidura institucional de sus afortunados dueños.
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