Las FARC “son unas cínicas”, dice Uribe.

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Luego de que la guerrilla colombiana de las FARC admitiera haber cometido el secuestro y asesinato del gobernador de Caquetá, Luis Francisco Cuéllar, el presidente Álvaro Uribe la acusó de ser un grupo “cínico, asesino y mentiroso”.

“Derrama sangre y miente, y vamos a terminar con las FARC para que el país pueda vivir en paz”, advirtió Uribe en declaraciones a una radio de la ciudad de Pasto, en la que fue la primera reacción oficial al comunicado de la guerrilla en el que se atribuye el crimen de Cuéllar, ocurrido el 22 de diciembre. Según las FARC (Fuerzas Amadas Revolucionarias de Colombia), el Bloque Sur secuestró al gobernador para someterlo a “un juicio político por corrupto”, al tiempo que culparon a Uribe del sangriento desenlace por haber ordenado un rescate militar.

La Fiscalía General informó de la detención de un presunto partícipe en la planificación del secuestro de Cuéllar. Se trata de Henry López Sarmiento, alias el Paisa o Ricardo. El arresto se produjo el pasado lunes.

Uribe condenó la exhibición de un documental de las FARC en Argentina. “La insurgencia del siglo XXI” fue presentada en un festival en Buenos Aires, cuyos organizadores dijeron desconocer la procedencia de la cinta o el nombre de sus realizadores. “ Ahora andan las FARC con un video que le ayudaron a hacer unos extranjeros para meterle otra mentira al mundo. Ahora quieren pasar de campesinos, trabajadores”, se quejó Uribe.

“Este grupo narcoterrorista de las FARC es asesino y mentiroso. Y es cínico. Derrama sangre y enseguida escribe comunicados doctorales. Derrama sangre y miente”, expresó el mandatario y agregó que esa actitud no debe extrañar a nadie, pues “ellos siempre han mentido”.

Cuéllar fue secuestrado de su vivienda mientras dormía el pasado 22 de diciembre, y de inmediato Uribe ordenó su rescate por la vía militar. Esa misma noche, el cuerpo sin vida del gobernador, rodeado de explosivos, fue encontrado en las afueras de Florencia, ciudad capital de Caquetá.

El que las FARC se hayan atribuido el crimen afecta la liberación de los dos militares que la guerrilla, con mediación de la Iglesia y de la organización Colombianos por la Paz, se disponía a llevar adelante en estos días. Se trata del soldado Josué Calvo y el suboficial Pablo Moncayo, quien lleva casi 12 años de cautiverio. El asesinato llevó a Uribe a anunciar que acabará con la narcoguerrilla de cualquier modo y a respaldar los polémicos rescates militares, rechazados por los familiares de los secuestrados.