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“Esta elección sólo podríamos ganarla con Evita”, parece haber elucubrado alguien en las altas esferas del kirchnerismo.
Que Eva María Duarte de Perón, “la abanderada de los humildes”, haya fallecido en 1952 importó poco. Al gobernador Daniel Scioli no se le ocurrió nada mejor que resucitarla, así que se la propuso como candidata al ex presidente y posible candidato a diputado, Néstor Kirch- ner, quien aceptó complacido. Evita ya es candidata a diputada en la misma lista que el ex mandatario y el actual gobernador.
Pero así como ni Scioli, ni el jefe de gabinete, Sergio Massa, o el ministro de Interior, Florencio Randazzo, se harán cargo de sus curules en caso de resultar electos, el milagro de la resurrección tampoco se hará realidad. Eva Duarte no volverá a la vida. En realidad, la postulante no sería otra que la cantante y actriz Clotilde Acosta, más conocida por su nombre artístico de Nacha Guevara, quien, oportunamente, desde septiembre pasado reapareció con el exitoso musical Evita el mismo que protagonizó hace 22 años con singular éxito.
Financiado por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, el reestreno tuvo lugar el pasado 17 de septiembre, en el Teatro Argentino de La Plata, el mismo escenario que la presidenta Cristina Kirchner suele utilizar para los grandes anuncios y lanzamiento de sus candidaturas. Nadie pudo leer por entonces que la presencia de la pareja presidencial en el evento traería aparejada la posible candidatura de la actriz y cantante, cuyo histrionismo y singular voz estarán puestos ahora al servicio de la campaña oficialista. Tras haber confirmado ayer su candidatura, Guevara ocupará el tercer lugar en la lista, detrás de Kirchner, como todo parece indicar, y de Scioli.
Las elecciones legislativas del 29 de junio son cruciales para la gobernabilidad futura del oficialismo. Las encuestas vaticinan estrepitosos fracasos electorales en la capital federal, Córdoba, Santa Fe, donde se levantan los grandes centros urbanos, junto al conurbado bonaerense. Es allí donde los Kirchner buscan paliar la diferencia.
Por eso apelaron a lo que denominan “candidaturas testimoniales”: listas de postulantes a legisladores encabezadas por gobernadores e intendentes —con valoradas gestiones o caja suficiente, según el caso— que después dejarán su lugar a los suplentes, sin abandonar los cargos para los que aún poseen mandato. “Un verdadero bastardeo de las instituciones y de la democracia”, opina el constitucionalista Feliz Loñ, con quien coinciden muchos de sus colegas, aun cuando “no existan obstáculos legales” que lo impidan.
“Testimoniales” serán muchas de esas candidaturas —incluso varias de la oposición—, como “testimonial” es la presencia en el gabinete de muchos ministros, como el de Economía, Carlos Fernández, al que muchos argentinos no le conocen ni el timbre de voz. Así de testimonial parece ser la “Evita candidata” que escogieron los Kirchner para arrastrar el voto en los bolsones más pobres del conurbado, donde el mito de la segunda esposa de Juan Perón sigue intacto.
“Hay que hacer lo que sea para ganar con holgura Buenos Aires”, se confiesan sin tapujos los hombres del ex presidente. Para algunos analistas se apela a cualquier alquimia electoral porque las cosas no están bien electoralmente para el oficialismo en muchos distritos bonaerenses. “Si la elección fuese hoy estarían encabezando el escrutinio con 32% y 34% en toda la provincia. Y eso no alcanza para cantar una victoria aunque sea leve en todo el país”, explicó a EL UNIVERSAL la directora de una importante encuestadora, quien pidió el anonimato.
De ahí que apelen a Evita. El parecido físico de Guevara (producción de por medio) con la Jefa espiritual de la Nación cobrará fuerza en los actos proselitistas a lo largo y ancho de ese reservorio de votos que es el conurbado bonaerense.
Y es que en épocas de candidaturas “testimoniales” —por no decir “falsas”—, presentar a una Evita adulterada por la magia del teatro ante esos argentinos que siguen creyendo en recoger su nombre “para llevarlo como bandera a la victoria”, no aparece como un pecado político, sino como un grito de desesperación ante los pronósticos de debacle política. La que de concretarse llevará la firma exclusiva de Néstor Kirchner.
Comentario:
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Hace 4 años
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