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No pudo ser más dramático, espectacular y emotivo, un final feliz como esos que obsesionaban a Frank Capra: Hillary Clinton tomó el micrófono cuando más de la mitad de los estados habían cantado su voto y propuso nominar a Barack Obama candidato del Partido Demócrata por aclamación.
Faltaba un minuto para las cinco de la tarde. Los delegados dijeron que sí a la propuesta y enseguida, con música en vivo de la orquesta, sucedió lo imaginable: un monitor gigante disparaba acercamientos de las caras felices de los delegados, que alzaban los brazos, gritaban, bailaban, chocaban las manos y aplaudían con furia.
Un mar albiazul de pancartas se mecía al ritmo de Tren del Amor, ese tema hecho famoso por The O’Jays, el grupo de músicos afroamericanos que solían vestir de rosa. En un auditorio vecino, unas señoras negras muy gordas se abrazaban, se besaban y lloraban. Una de ellas abría las manos y mostraba las palmas al cielo azul de Denver. Después de una gran cuota de tensión, drama, suspenso y muchísimos nervios, el Partido Demócrata tenía por fin el primer candidato negro de la historia de EU, Barack Obama, y una heroína trágica: Hillary Clinton.
Fue el momento más intenso de una elección que hasta el final transcurrió en medio de una tensión que podía cortarse con tijeras de jardinero. Dos horas antes, reunida con los mil 640 delegados que la apoyaron en las primarias, Hillary Clinton anunció que acababa de cruzar la boleta por Obama, pero liberó a sus delegados para votar como desearan hacerlo.
“Sé que muchos de ustedes sienten la responsabilidad de representar a sus electores. Otros desean votar lo que les dicte el corazón. Yo no les diré qué hacer”, dijo Clinton y un instante de silencio recorrió la sala.
El proceso de nominación de Obama comenzó tras el desayuno, cuando los delegados cruzaron las boletas en sus hoteles. Horas más tarde, comenzó la votación: Uno o dos representantes cantaban el voto por cada estado, en un procedimiento singular. La votación transcurrió con gestos de cortesía política de varios estados.
La delegación de Arkansas, el estado adoptivo de los Clinton, decidió entregar todos sus votos a Barack Obama. Más tarde el grupo de Nuevo México decidió ceder el turno a la delegación de Nueva York.
En ese momento Hillary atravesó la sala y tomó el micrófono: “A nombre del gran estado de Nueva York, con los ojos firmemente puestos en el futuro y con espíritu de unidad, declaro en una sola voz, ahora mismo, que Barack Obama es nuestro candidato por aclamación”.
Nancy Pelosi preguntó a la asamblea si estaba de acuerdo y miles de voces dijeron que sí. “¡Hillary-Hillary-Hillary!”, emergió un coro uniforme. A las cinco de la tarde, Barack Obama era por fin candidato del Partido Demócrata a la Presidencia.
Comentario:
Después de la emoción viene la calma y a pensar en las estrategias, los discursos y las propuestas para vencer a los republicanos.
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