INM dificulta trámite de refugio a hondureños.

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La política migratoria de México ha dejado en la indefensión a decenas de migrantes de Honduras que huyen de ese país tras el golpe de Estado que sufrió el presidente Manuel Zelaya, denunció Alejandro Solalinde Guerra, coordinador de la casa del migrante Hermanos del Camino.

Hombres, mujeres y niños procedentes de Honduras, dijo, están muy preocupados por sus vidas y libertad, porque el Instituto Nacional de Migración (INM) les puso condiciones humillantes para que tramiten y obtengan el estatus de refugiados.

Solalinde recordó que las autoridades migratorias habían aceptado que los hondureños gestionaran la condición de refugiados viviendo en la casa del migrante, con la finalidad de trabajar temporalmente en el país.

“¡El INM mintió!”, reclamó molesto Solalinde Guerra, “porque ahora las autoridades migratorias quieren que los hondureños gestionen sus permisos, pero encerrados en las garitas migratorias”.

El encierro, añadió, es humillante e inaceptable porque los hondureños no son delincuentes. La mayoría de ellos, aclaró, no abandonó su país por gusto ni por necesidad, sino por miedo a una eventual guerra.

Alejandro Solalinde, integrante de la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), volteó a su alrededor, abrió los brazos al aire y soltó: “¿Qué vamos a hacer con los hondureños?”.

La molestia del párroco se acrecentó más porque las autoridades migratorias de México dieron falsas esperanzas a los hondureños que “ni siquiera tenían la intención de correr los riesgos de un viaje largo y peligroso a Estados Unidos”.

Ese es el caso, recordó, de Nahum Pérez, quien desertó de la milicia a unos meses de graduarse como teniente y de los ex soldados Darwin Ramírez y Pastor Ventura, a quienes se les giró la orden de presentarse al ejército de Honduras el 30 de julio pasado.

Al igual que ellos, señaló Solalinde Guerra, otro grupo de hondureños que llegó a esta ciudad poco después del golpe de Estado, del 28 de junio, prefirió seguir el viaje hacia el norte del país, por miedo a ser detenidos y deportados.

Los migrantes de Honduras, explicó, ahora son más vulnerables, sobre todo los jóvenes que huyen del reclutamiento forzoso que hace la milicia hondureña, porque si los deportan, saben que les espera la cárcel o la muerte.

Sordera en la política migratoria

La política migratoria del gobierno mexicano hacia Centroamérica “es sorda, ciega e insensible”, acusó el sacerdote.

No puede ser calificada de otra forma esa política, añadió el prelado, porque deja a los migrantes centroamericanos en condiciones de vulnerabilidad ante los asaltantes, violadores, asesinos y secuestradores.

Dijo que el gobierno de México carece de autoridad moral para exigirle a su contraparte estadounidense una reforma migratoria, si en la frontera sur aplica una política de contención hacia los centroamericanos.

Recordó que tan sólo en seis meses de este año se han denunciado más de 10 mil secuestros de migrantes centroamericanos. Los secuestros, los asaltos, las extorsiones y las violaciones persisten desde el estado de Chiapas hasta Veracruz, sostuvo.

Lo peor para los migrantes, advirtió, es que pronto “reiniciarán los operativos policiacos del INM en los trenes y eso será catastrófico para los centroamericanos porque perseguidos por la policía, estarán a merced de la delincuencia organizada.

Solalinde Guerra explicó que en los operativos realizados por el INM en el pasado, las fuerzas militares como los integrantes de la Armada de México, han violado los derechos humanos de los migrantes.

Lejos de su patria, con hambre y sed en su ruta, víctimas de los asaltantes y los secuestradores, con la reanudación de los operativos del INM, muy pronto los migrantes tendrán que lidiar otra vez con los golpes de macanas de los policías, señaló.

No descartó que los secuestros de migrantes formen parte de la estrategia de la política migratoria del Estado mexicano para evitar el paso hacia Estados Unidos.