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lunes, 1 de septiembre de 2008

Los piratas del siglo XXI.

Noticia:

Granadas de propulsión, metralletas, naves nodrizas y decenas de personas bien organizadas. Son los piratas modernos. No hay cañones, ni patas de palo, ni parches en el ojo. El tesoro no consiste ya en monedas de oro, sino en millones de dólares de rescate.

Las aguas de Somalia y Nigeria, ruta obligada hacia el Mar Rojo y el canal de Suez, se han convertido en las más peligrosas del mundo. Ni los barcos de agencias de ayuda humanitaria se salvan de los ataques. La mejor recomendación del Buró Marítimo Internacional (IMB, por sus siglas en inglés) ha sido alejarse 320 kilómetros de la costa de Somalia, aunque, en realidad, el consejo es: “Manténganse lo más lejos posible”.

Pero, tratándose de ayuda humanitaria, seguir la recomendación implica voltear la cara ante la dura realidad que vive la atribulada Somalia, hundida en una guerra civil que se ha cobrado ya más de un millón de vidas y carente de un gobierno central desde 1991.

En los primeros tres meses del año hubo 49 ataques, según el IMB. Entre abril y junio se registraron 62, principalmente en las aguas de Nigeria (con 18 atracos), cuya riqueza petrolera es un atractivo que no ha escapado al olfato de los “señores de los mares”, y Somalia (24), de acuerdo con el Centro de Información e Inteligencia contra la Piratería.

En sus ataques, los piratas han dado muerte a al menos siete personas. Los atracos más violentos se han registrado en Somalia, donde han sido detectados al menos cuatro grupos distintos de piratas que, en algunos casos, cuentan con el apoyo de autoridades locales y soldados.

El año pasado, de acuerdo con cifras del IMB, se registraron 263 ataques, o intentos de ataques, piratas (21 de ellos en el continente americano, por cierto).

Los costos de los actos de piratería en alta mar ascienden a unos 15 mil millones de dólares al año, de acuerdo con la revista Forbes. Pero la cifra real podría ser mucho mayor, pues, a decir de expertos, apenas un 10% de los ataques de piratas son denunciados. Igualmente millonarios son los ingresos de los piratas. Según analistas, ascenderían a 40 mil dólares al año.

El modus operandi de los piratas modernos tiene poco qué ver con la idea romántica que pintara alguna vez Robert Louis Stevenson en La Isla del Tesoro. No más “Quince hombres en el cofre del muerto. Yo, jo, jo, y una botella de ron”. No más Barba Negra, la figura emblemática de la edad de oro de la piratería. Muchos de los piratas de hoy en día pertenecen a unidades militares rebeldes, o son miembros de guerrillas entrenadas, que utilizan botes de alta velocidad para perseguir desde yates y cruceros de lujo hasta barcos atuneros o naves cargadas de comida y provisiones.

Algunos grupos de piratas tienen barcos que funcionan como naves nodrizas, desde las cuales parten, a toda velocidad, hacia sus blancos.

Existe, además, una conexión que varios países han resaltado y que representa uno de los grandes temores de Estados Unidos, particularmente después de los atentados del 11-S (en 2001): la conexión entre los piratas y el terrorismo.

Ya en 2004, reportes de inteligencia de EU hablaban de las intenciones de la red terrorista Al-Qaeda de recurrir a los piratas para secuestrar barcos, cargarlos de explosivos y trasladarlos a rutas marítimas clave, como el estrecho de Málaca, para causar el mayor daño posible.

En junio, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución que permite que barcos extranjeros persigan, e incluso hundan, a las naves piratas en aguas somalíes. Los corsarios han prometido resistir.

El panorama no es alentador. “Tenemos una crisis humanitaria. Tenemos una crisis alimenticia”, advirtió hace poco Ioannis Michaletos, analista de seguridad para el Instituto de Estudios Europeos y Americanos, con sede en Grecia. “Hay personas desesperadas, y esta es una manera fácil de complementar sus ingresos”, añadió.

Comentario:

Parece que la inseguridad es mundial y los gobiernos también tienen que unirse y ser más eficientes en su lucha contra este terrible mal, sobre todo la piratería "moderna".

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