Livni favorita en los comicios de Israel.

Noticia:


Los afiliados de Kadima, el partido israelí fundado por Ariel Sharon, están votando desde la desde las 10.00 (una hora menos en España) para elegir al sucesor de Ehud Olmert al frente del partido, y probablemente del Gobierno.

Son 74.000 personas -aunque se espera una participación ligeramente superior al 50%- que decidirán entre la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, y el titular de Transportes, Saul Mofaz. Las encuestas son contundentes.

Livni aventaja en 15 puntos a su contrincante. Pero las empresas de sondeos han cosechado rotundos fracasos en otras elecciones primarias celebradas en los últimos años en Israel.

La popularidad de Livni en las consultas a nivel nacional es manifiestamente superior a la de Mofaz. Pero los avatares en el interior de los partidos son a menudo indescifrables. Para nadie en Israel supondría una sorpresa mayúscula que el ex jefe del Estado Mayor y ex ministro de Defensa se llevara el gato al agua.

Entre otros motivos porque Mofaz -a diferencia de Livni, que por razón de su cargo ha descuidado la atención a los afiliados del partido es capaz de movilizar en mayor medida a los alcaldes, dirigentes sindicales, y dirigentes locales de Kadima. Además, esta formación contaba hace sólo pocos meses con 30.000 afiliados.

Desde entonces, 40.000 más se han sumado, y muchos son también miembros o simpatizantes del Likud, el partido derechista que desea el triunfo de Mofaz.

Los otros dos candidatos en liza -Meir Shitrit y Avi Dichter, también ministros, apenas tienen opciones. Sólo si entre los dos suman más del 20% de los votos se celebraría una segunda vuelta la próxima semana porque para ser elegido en primera ronda es necesario obtener el 40% de los votos.

Poca repercusión.

La pasión por estos comicios es limitada. La sociedad israelí está hastiada de la corrupción de sus líderes -Olmert se ha visto abocado a la renuncia tras ser investigado y acusado de varias corruptelas y observa que las diferencias entre los candidatos son escasas. Les une que los principales aspirantes están libres de sospechas.

Una vez conocido el nuevo presidente del partido, se abre un periodo plagado de incógnitas. Si vence Livni, tendrá dificultades para formar gobierno. Uno de los pilares de la coalición, el partido ultraortodoxo Shas, es la clave para eludir la convocatoria de elecciones anticipadas. La ministra de Exteriores no parece dispuesta a acceder a las renovadas exigencias financieras que este partido, tildado de chantajista por los políticos laicos, exige para la población ultraortodoxa.

En todo caso, los plazos pueden prolongarse muchos meses. Si ninguno de los dos contendientes consigue formar un Ejecutivo en el actual Parlamento, la convocatoria de elecciones sería inevitable. En ese caso, Olmert, que no acaba de definir nítidamente su postura, pese a sus promesas de dimisión, podría permanecer como primer ministro en funciones hasta el mes de marzo.

Las embarrancadas negociaciones con los palestinos y los incipientes contactos con Siria corren riesgo de sufrir otro parón. Casi nadie apuesta por que desemboquen en acuerdos sustanciales en un futuro próximo, pero la política interna israelí, como ha sucedido en otras ocasiones en la historia de este país, vuelve a interponerse en el camino de los diplomáticos.

Comentario:

Frente a unas negociaciones de paz que ya están muy avanzadas, sería una pena que no se concluyeran y que el país cayera nuevamente en una espiral de violencia.