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La salida del presidente derrocado Manuel Zelaya de Honduras fue condicionada a que lo haga como asilado político por parte del gobierno de facto, que calificó como engañoso un fallido acuerdo para trasladarlo a México.
El gobernante de facto de Honduras Roberto Micheletti sostuvo en un discurso ante la fuerzas armadas que “se nos trató de engañar, con mentiras quisieron sorprender una vez más a Honduras”.
Se refirió así al fallido intento de trasladar a Zelaya desde su confinamiento en la embajada de Brasil en Tegucigalpa hacia México, una situación en medio de la cual Micheletti dijo que “hubo un conflicto”.
El ministro de Información René Zepeda declaró que “si esos países desean sacar a Zelaya de Honduras, lo harán como corresponde a la ley: asilándolo en su territorio, pero sin ningún título rimbombante. Y así, nuestro gobierno aceptará que se lo lleven de inmediato sin problemas de ninguna naturaleza”.
Un avión oficial mexicano había sido enviado para recoger a Zelaya, para lo cual la embajada de ese país había efectuado gestiones ante las actuales autoridades hondureñas, confirmó ayer la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa.
La jefa de la diplomacia mexicana dijo que a último momento, las autoridades en Honduras pidieron que el avión saliera del espacio aéreo de ese país, por lo que se vio obligado a aterrizar en El Salvador.
Espinosa declaró a periodistas que conversó con Zelaya, tras lo que “todo parece indicar que las posibilidades de que ese traslado se dé no están vigentes”.
El ministro de Gobernación de facto, Oscar Matute, expresó que “la petición de la embajada de México (del miércoles dio) el calificativo de presidente de Honduras a Zelaya, lo que no se ajusta a la verdad”.
Espinosa aclaró que es “facultad exclusiva” del país que recibe a una persona determinar su estatus migratorio.
Zelaya rechazó la posibilidad de asilarse en ningún país y acusó al gobierno de Micheletti de sacar “un documento de la manga como condición para mi salida a México que considero denigrante e indigna... y me sometía a renuncia a mi investidura de presidente”.
El Gobierno de facto se mostró dispuesto a dejar salir del país a Zelaya si acepta no ser restituido, como decidió el Congreso la semana pasada, dijo el canciller golpista Carlos López.
El mandatario depuesto y el virtual gobernante electo, Porfirio Lobo, iban a reunirse ayer en la República Dominicana para dialogar sobre la crisis política que vive su país por el golpe de Estado del 28 de junio pasado, dijeron ambos a la prensa. Zelaya aseguró a Radio Globo que abrir ese diálogo era el objetivo de su salida de Honduras con un salvoconducto, que el gobierno de facto rechazó, mientras que Lobo confirmó a los periodistas, en un acto público, la posible cita en el país caribeño con la idea de firmar un acuerdo.
Pero Lobo, ganador de las elecciones del 29 de noviembre, denunció que el presidente dominicano, Leonel Fernández, “fue sorprendido” porque al mismo tiempo se estaba “arreglando la salida a México” de Zelaya. El canciller brasileño Celso Amorim expresó ayer su frustración por la imposibilidad de que Zelaya saliera hacia México. El gobierno de facto insistió a Brasil que debe definir el estatus bajo el que permanece en su embajada en Tegucigalpa el depuesto presidente.
El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Philip Crowley, dijo que su país seguirá conversando con las naciones de la región y con México sobre cómo avanzar en Honduras.
Zelaya fue derrocado el 28 de junio cuando militares lo sacaron del país con el aval del Congreso y la Corte Suprema. Después de eso, regresó subrepticiamente a Tegucigalpa y desde el 21 de septiembre se alojó en la embajada de Brasil, en donde aún permanece. El Congreso rechazó el 2 de diciembre su restitución debido a que enfrenta acusaciones judiciales.
La comunidad internacional ha reclamado sin éxito la restitución de Zelaya.
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