París y Berlín cuestionan la credibilidad de los resultados.

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París expresó su desencanto juntando en una misma frase la reelección de Mahmud Ahmadineyad y la represión de las protestas. "Lo que pasa en Irán no es una buena noticia para nadie, ni para los iraníes ni para la estabilidad y la paz", dijo Henri Guaino, consejero especial de Nicolas Sarkozy. El ministro de Exteriores, Bernard Kouchner, hizo notar que "Francia lamenta que en vez de apertura haya habido una brutal respuesta".

Berlín se desmarcó de esa línea y se hizo eco de las denuncias de pucherazo electoral. "Espero que las autoridades de Teherán respondan con claridad a tales acusaciones y esclarezcan la cuestión", declaró el jefe de la diplomacia alemana, Frank-Walter Steinmeier, para quien la credibilidad de la consulta, y sus resultados, "han dejado muchas preguntas".

Francia y Alemania son dos de las seis potencias que negocian el control de los planes nucleares iraníes. EE UU, Rusia, China y Reino Unido son los otros cuatro países implicados en el proceso bajo la presidencia de Javier Solana, Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE. La presidencia checa de la Unión también abundó, en un comunicado, en su "preocupación por las presuntas irregularidades" y "la violencia poselectoral".

"No podemos saber cuáles han sido los resultados de la elección, porque hay muchas informaciones sobre irregularidades y no ha habido observadores internacionales", explicaba Cristina Gallach, portavoz de Solana. "Lo que deseamos es que el resultado electoral refleje la voluntad de la mayoría". Fuentes europeas reconocían que la situación "no permite decir que el resultado anunciado haya sido falso, pero es claro que ha habido anomalías".


Comentario:

Los iraníes tiene la última palabra. Si continúan las protestas, se verá la magnitud del problema o de la creencia de que hubo fraude electoral.