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jueves, 21 de mayo de 2009

Tres candidatos intentarán apartar del poder a Ahmadineyad en Irán.


Noticia:


A caballo entre los conflictos de Irak y Afganistán, y en medio de la inquietud que desata en la comunidad internacional el desarrollo de su programa nuclear, Irán celebra unas cruciales elecciones presidenciales el próximo 12 de junio. Tres candidatos van a desafiar a Mahmud Ahmadineyad, para intentar apartarlo del poder: el también ultraconservador Mohsen Rezai y los reformistas Mehdi Karrubi y Mir Hossein Musavi, considerado como el rival con mayores posibilidades de éxito frente al actual presidente.

El Consejo de Guardianes, el organismo que vigila qué candidatos y leyes estén de acuerdo con los principios de la revolución islámica, aprobó ayer las candidaturas de los cuatro aspirantes. La campaña, que se presenta muy reñida, empieza oficialmente hoy, pero ya hace semanas que los cuatro se han lanzado a la búsqueda de votantes entre los 46,2 millones de iraníes que están convocados a las urnas.

Karrubi, ex presidente del Parlamento, es el único que se define como reformista, una etiqueta muy deteriorada tras el mandato del presidente Mohamed Jatamí (1997-2005). Tal vez por ello, el ex primer ministro Musavi se presenta como independiente y evita a toda costa alinearse con ninguna tendencia, a pesar de que se esperaba que liderara esa corriente tras la retirada de Jatamí en su favor. "Nuestro pueblo busca un dirigente estable y capaz, y una política estable que pueda hacerle sentir más libre", proclamó hace poco Musavi ante un grupo de universitarios.

Tanto Ahmadineyad como Rezai, que dirigió los Pasdarán (Cuerpo de Guardianes de la Revolución) durante 16 años y preside ahora el Consejo del Discernimiento, se consideran a sí mismos "principalistas", o defensores de los principios de la revolución que cambió el país en 1979.

Ahmadineyad se ha dedicado a cultivar al electorado rural, donde sienta las bases de su posible reelección, con repetidas visitas. Sus alharacas antiisraelíes y anti-estadounidenses encuentran en el campo una audiencia entregada, que aplaude sus halagos al orgullo nacional, sea en forma de lanzamiento de un misil o de un avance en un proyecto atómico.

Ante el programa nuclear iraní, que tanto preocupa a Occidente, el reformista Karrubi ha tenido que reconocer que no es competencia del presidente, sino del líder supremo de la Revolución, el ayatolá Alí Jamenei. En realidad, ninguno de los candidatos ha expresado críticas al programa.

Los reformistas abogan, sin embargo, por rebajar la confrontación con Occidente para atraer inversiones hacia Irán. Al final, lo que está en juego en las elecciones es un cambio de estilo en la gestión del país.

Todos los candidatos son hombres del sistema. De otra forma nunca hubieran pasado la criba del poderoso Consejo de Guardianes (compuesto de seis clérigos nombrados por el líder supremo y de seis juristas nombrados por el jefe del Poder Judicial). Otros 471 aspirantes (429 hombres y 42 mujeres) resultaron vetados. De acuerdo con la Constitución, los presidenciables deben "ser iraníes y musulmanes chiíes, creer en los principios de la República Islámica y tener un destacado pedigrí político y religioso".

En una reciente reunión con corresponsales extranjeros, el reformista Karrubi admitió la necesidad de no provocar al establishment conservador y se limitó a decir que emprendería reformas "con moderación". Su proyecto se definía en contra de la actuación de Ahmadineyad. El ex presidente del Parlamento criticó tanto su política económica como su política exterior. "El Holocausto es un hecho, y no es un problema de los iraníes", llegó a decir, distanciándose del presidente.

El reformista Musavi e incluso el conservador Rezai comparten esos reproches, lo que hace aún más complicado ver las diferencias. El pasado domingo, Rezai llegó a decir en una conferencia de prensa: "Si Ahmadineyad continúa su camino, llegaremos hasta el borde del precipicio".

Ahmadineyad, mientras tanto, mantiene su costumbre de repartir entre los asistentes a sus actos electorales cheques de entre 500.000 y un millón de riales (entre 37 y 74 euros). "No entregue dinero a los jóvenes. Déles trabajos con buenos sueldos", ha sugerido Rezai. Las impecables credenciales revolucionarias de este candidato pueden atraerle el voto de los conservadores descontentos con Ahmadineyad.


Comentario:

Tal vez nunca antes hubo unas elecciones tan importantes para el futuro de Irán y el Medio Oriente.

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