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La Hacienda británica ha lanzado una investigación para determinar si más de 40 ministros o subsecretarios del Gobierno de Gordon Brown violaron la ley al reclamar la devolución del dinero gastado en asesores fiscales para sus declaraciones personales.
En una de las revelaciones diarias sobre supuestos abusos de los diputados británicos, The Daily Telegraph denuncia hoy que entre quienes se hicieron sufragar ese gasto por el erario público figuran nueve ministros, entre ellos los titulares de Finanzas, Alistair Darling; Asuntos Exteriores, David Miliband, e Interior, Jacqui Smith.
Los miembros del Gobierno laborista insisten en que el llamado Libro Verde permite esas prácticas, pero, según la Hacienda Británica, los parlamentarios están sujetos a las mismas leyes fiscales que el resto de los ciudadanos. Fuentes de Hacienda confirmaron al periódico que "un principio general de la legislación fiscal es que los gastos de contabilidad en los que se incurra al hacer la declaración fiscal no son deducibles". Docenas de ministros o subsecretarios del Gobierno laborista se exponen a esta investigación.
Propuestas de los líderes
Mientras tanto, los líderes de los tres principales partidos parlamentarios del Reino Unido, conservadores, laboristas y liberal-demócratas, han mostrado hoy cómo de importante es este escándalo y compiten en la prensa con sus propuestas tendentes a calmar la ira popular por los abusos de dietas y compensaciones.
En un artículo que publica el diario The Independent, el líder laborista y primer ministro, Gordon Brown, dice querer "dar más poder" a los electores e insinúa que podría estudiarse la posibilidad de revocar el mandato de un diputado mediante nuevas elecciones si lo reclama un número suficiente de votantes.
En su texto, Brown afirma que estudiará "todas las opciones" que signifiquen una "redistribución del poder" y afirma que siempre ha tenido claro que "hay que analizar nuevas formas de conseguir que las élites políticas sean más responsables" ante quienes las eligen.
Por su parte, el representante de los conservadores, David Cameron, en quien muchos ven ya al futuro primer ministro, afirma que el objetivo central de su partido es "la redistribución de poderes más radical que ha visto nunca este país".
Cameron reconoce que muchos ciudadanos británicos tienen la impresión de estar en "la periferia más lejana del poder" y llevan razón, explica el político tory, según el cual ese "desequilibrio de poderes es muy destructivo para la democracia".
El líder conservador propone asimismo limitar el número de asesores políticos, reforzar el código de conducta ministerial, proteger la independencia de los funcionarios públicos y asegurar que se toman más decisiones de forma colectiva en el Gobierno.
También el dirigente liberal-demócrata, Nick Clegg, escribe y hace una reclamación: "Una revolución centrada en el poder de destituir a los parlamentarios, un sistema de voto más justo, la abolición de la "anacrónica" Cámara de los Lores (no electa) y dar mayores poderes al Parlamento para controlar al Gobierno".
Comentario:
El mundo entero necesita una revolución en todos los ámbitos de la vida.
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